Las 119 plazas de parquin municipal en venta o alquiler no encuentran comprador ni inquilino

El Ayuntamiento achaca a la crisis la nula demanda de estacionamientos en San Martín y el Arrabal

Una planta del parquin de San Martín, prácticamente vacía por la nula demanda vecinal de plazas.
Las 119 plazas de parquin municipal en venta o alquiler no encuentran comprador ni inquilino
J. Escudero

El estallido de la burbuja inmobiliaria y el consiguiente parón de la demanda han dejado en manos del Ayuntamiento de Teruel 119 plazas de aparcamiento repartidas entre los párquines de San Martín y el Arrabal que, a pesar de los reiterados intentos municipales de venta o alquiler, nadie quiere comprar ni arrendar. 


El estacionamiento de San Martín ha sido un quebradero de cabeza permanente para el Consistorio desde sus orígenes. A su polémica construcción en 1995 –con denuncia en los juzgados incluida– con una inversión de 250 millones de pesetas –1,5 millones de euros– siguieron los cinco años que permaneció cerrado a cal y canto hasta su estreno y los dos que acumula de parón desde que, en 2012, dejó de utilizarse como parquin de rotación.

La oferta de concesión de las plazas por periodos de 50 y 15 años, primero, y luego la opción de arriendo no han servicio para ocupar más que 86 –15 destinadas a vehículos municipales– de sus 182 plazas, el 47%. La mayor parte siguen acumulando polvo y telarañas a la espera de un destinatario. 


Los vecinos reclaman que esta infraestructura, ubicada a pocos pasos del Ayuntamiento, se ponga al servicio de la ciudad. La presidenta de la Asociación de Vecinos del Centro Histórico, María José Izquierdo, reclama precios de alquiler más baratos para equipararlos con la oferta privada, con precios «a la baja». A su juicio, la oferta de concesiones de uso a largo plazo escapa a los bolsillos de los residentes del entorno en estos momentos de aguda crisis económica. 


Izquierdo reivindica la posibilidad de reabrir el estacionamiento con uso de rotación, una opción descartada por el Ayuntamiento al considerarla inviable económicamente. La dirigente vecinal no la ve descabellada en absoluto siempre que se efectúe la entrada y salida por la calle de San Martín para evitar el paso de vehículos por el centro urbano. Opina que el acceso y la salida se podrían regular mediante semáforos, como ya se ensayó en su día. Considera que dinamizar esta infraestructura reactivaría «el área más deprimida del Centro Histórico», la que está más alejada de las calles principales y la que presenta un parque inmobiliario más degradado.


El alcalde, Manuel Blasco, reconoce que la crisis ha sido un obstáculo insalvable para que las ofertas de venta, concesión a largo plazo y alquiler de los aparcamientos de San Martín y el Arrabal cuajaran. Ahora, a su juicio, no queda más remedio que esperar a que la demanda se reactive. Espera que la incipiente remontada económica se consolide y que, con ella, los precios de los estacionamientos municipales vuelvan a ser atractivos.


El alcalde dice que cerrar el parquin de San Martín como estacionamiento de rotación para ofrecerlo en concesión a los residentes pareció una buena opción «en su día». Permitía reducir el tráfico rodado por el Centro Histórico y facilitar así su progresiva peatonalización, además de mejorar la rentabilidad de la explotación de los restantes párquines públicos.


Los tres párquines municipales que se utilizan para rotación –Glorieta, San Juan y estación de autobuses– registran una ocupación del 23%, 21% y 12%, respectivamente. Con estos datos, Blasco considera «un lujo» mantener San Martín, que era deficitario, también con esta modalidad de uso. 


El aparcamiento situado bajo la plaza Mayor del Arrabal es mucho más modesto que el de San Martín, pero la aceptación que ha tenido entre los vecinos ha sido igual de decepcionante. De las 43 disponibles para particulares, se han vendido 20, el 46%, al cabo de tres intentos. La obra costó en 2010 750.000 euros y la pretensión municipal era recuperar este importe con la venta de plazas. La realidad es que más de la mitad de los estacionamientos están vacíos y el Ayuntamiento soporta la amortización de la inversión.


En cualquier caso, Blasco advierte de que en ningún supuesto el Ayuntamiento se embarcará en nuevos aparcamientos públicos, como los demandados por el Ensanche y San León, si los vecinos de ambos barrios no se comprometen «en firme» con la compra o el alquiler de las plazas. Anuncia que estas obras solo se abordarán cuando la situación financiera del Consistorio mejore y siempre con la seguridad de recuperar la inversión con la venta de las plazas. «No quiero que se repita lo que ha ocurrido con el parquin del Arrabal, construido a petición del vecindario», sentencia.