Dos plantas de tratamiento de purines del Matarraña, cerradas desde hace cinco años

Los elevados costes de mantenimiento impiden su puesta en marcha, pese a haberse invertido 14 millones de euros

. La planta de tratamiento de purines de Valderrobres dispondrá de una balsa para el riego de apoyo. Las obras ya han comenzado. En la foto, el alcalde Carlos Boné con los operarios.
Dos plantas de tratamiento de purines del Matarraña, cerradas desde hace cinco años

Las plantas de tratamiento de purines o residuos ganaderos y generación de biogás de Valderrobres y Peñarroya de Tastavins permanecen cerradas y sin expectativas de apertura después de cinco años de haber sido construidas. En ellas se han invertido 14 millones de euros.


La elevada concentración de explotaciones porcinas en la comarca del Matarraña impulsó estos proyectos, pero se mantiene la incertidumbre sobre su rentabilidad. La de Peñarroya de Tastavins llegó a estar operativa durante tres años, pero su elevado coste obligó a cerrarla en enero de 2013. Ahora, su experiencia negativa induce a dudar del futuro de estas dos instalaciones, construidas por el Instituto Aragonés del Agua y financiada a través de fondos europeos.


La percepción que tienen los ganaderos sobre la obligatoriedad de depurar los purines y la sostenibilidad económica de las plantas difiere en función de los dos municipios. Peñarroya atraviesa la situación más complicada. El municipio fue declarado como zona vulnerable en septiembre del año pasado y la DGA obliga a limitar todos los vertidos de las granjas. Actualmente, los ganaderos desechan los residuos en los campos agrícolas, pero los excedentes podrían conllevar sanciones administrativas e incluso los ganaderos se arriesgan a perder las ayudas de la PAC.


Es por ello que el municipio urge la reactivación de la planta de tratamiento. Por otro lado, tanto el Ayuntamiento de Peñarroya como parte de los vecinos han alertado en más de una ocasión de los riesgos medioambientales que entraña la elevada acumulación de explotaciones ganaderas, con cerca de 50 granjas en su censo.


La concentración de nitratos en el subsuelo puede resultar perjudicial para los acuíferos. El ejemplo más alarmante de la contaminación por nitratos se ha producido precisamente en la comarca del Matarraña. Desde hace dos años, los vecinos de La Portellada, otro pueblo de fuerte tradición ganadera, no pueden consumir el agua del grifo de sus casas por la presencia de nitratos. "Tenemos que depurar los residuos de forma responsable porque podemos poner en riesgo la sostenibilidad medioambiental de la comarca", recuerda Francisco Esteve, alcalde de Peñarroya de Tastavins.


En Valderrobres, los ganaderos no tienen tan claro que se deban depurar los vertidos de las granjas para prevenir riesgos medioambientales. Este escepticismo es el que motiva el retraso en la gestión y la puesta en marcha de la planta. Los ganaderos de porcino de esta localidad defienden que producen el estiércol necesario para abonar los campos y que no tienen excedente para depurar. Es tanta su disconformidad con el proyecto que ya han anunciado que no pagarán la parte que les corresponde de la sociedad mixta que gestionará las instalaciones. De su parte se hará cargo el Ayuntamiento de Valderrobres que, junto a la Comarca del Matarraña, financiará los gastos de administración derivados de arrancar el proceso. Se estima que esta inversión inicial supere los 5.000 euros. Desde la localidad advierten de que si el proceso de depuración no resulta rentable, "la planta se cerrará a menos que quiera mantenerla la DGA", anuncia el alcalde, Carlos Boné.


La rentabilidad de ambas plantas de depuración pasa por que se ingresen unos 6 euros por cada metro cúbico de purín que se depura. Sin embargo, los ganaderos sostienen que no pueden hacerse cargo del cien por cien del coste porque resulta inviable para una explotación de cerdos. Como mucho, están dispuestos a pagar entre 2,5 y 3 euros por metro cúbico depurado. "Si la diferencia de 3 euros entre lo que están dispuestos a pagar los ganaderos y lo que cuesta la depuración se asume por la administración o se prima para la venta de energía a través del biogás, la planta será rentable. Si no, no tiene futuro", lamenta Boné.