Un lugar donde aprender a cultivar al ritmo de la luna

Los Mayjal han abierto en Fuentespalda una explotación totalmente sostenible y autosuficiente que recibe decenas de visitas todas las semanas.

En tres semanas la bioescuela de la familia Mayjal ha recibido decenas de visitas
En tres semanas Labioescuela de la familia Mayjal ha recibido decenas de visitas

En lo más profundo de la comarca del Matarraña, la familia Mayjal ha creado un mundo paralelo que se rige únicamente por las leyes de la naturaleza. Esta familia ha abierto la primera bioescuela de todo el país y lo ha hecho en el municipio turolense de Fuentespalda.


"Se trata de una explotación agrícola alternativa completamente autosuficiente donde creamos todos nuestros alimentos y abonos y lo que vamos aprendiendo lo trasmitimos a los visitantes", explica Javier Herce, el padre de familia. Él, su mujer, sus dos hijos y sus parejas dejaron sus trabajos y su ciudad, Ávila, hace siete años para dedicarse por completo a la explotación de la naturaleza de forma totalmente sostenible.


Desde el abastecimiento eléctrico hasta los materiales con los que está construida su propia casa son sostenibles. Pero todavía más fascinante que el entorno y la forma de vida de ese lugar son sus instalaciones, que desde hace tres semanas, se muestran a grupos de escolares y familias en forma de visita guiada.

Excursión por las instalaciones

Un gran domo geodésico recibe a los visitantes al principio de este viaje por la autosuficiencia natural. Que, como no puede ser de otra forma, comienza con la visita al huerto. Sus épocas de plantación y fruto están basadas en un sistema de cultivo rotativo en función del calendario lunar. "Se trata de una técnica con base científica utilizada hace millones de años en la que la atracción de la luna influye en el movimiento del agua y el desarrollo de las plantas", indica Herce.


La luna les marca las pautas mientras la tierra les proporciona materia orgánica. La siguiente enseñanza es la fabricación del compost a través del abono orgánico de la tierra. En este punto los alumnos también descubren cómo aprovechar los distintos tipos de estiércol.


Para refrescar el olfato después del estiércol hay que pasar al jardín de las plantas medicinales y las hierbas aromáticas. "Hemos seleccionado las plantas en función de las distintas patologías: respiratorias, intestinales...es una forma de divulgar los remedios naturales y su efectividad", comenta el patriarca Mayjal.


En la siguiente parada se les enseña a los escolares la importancia que tiene la depuración de aguas en toda civilización principiante. La familia Mayjal ha creado un sistema artesanal de reciclaje de aguas negras que, según explican, "es totalmente eficiente" y que les permite reutilizar el agua y generar fertilizante para la base de la finca.


La explicación continúa hasta la acuaponía. "Se trata de una simbiosis entre peces y plantas por la cual estos, en contacto con la tierra, transmiten los nutrientes a las raíces y a la vez las plantas devuelven el agua a los peces, desinfectada y limpia", aseguran los Mayjal.


El paseo continúa para conocer de cerca cómo se cultivan los germinados, hongos y lombrices en las cuevas enterradas de arcilla. Poco antes de visitar el interior de un caracol gigante que alberga varias razas de estos pequeños moluscos y tortugas y finalizar conociendo a las aves y los animales de la granja.


En proceso de construcción se encuentran además un gran hormiguero y un criadero de mariposas.

Una forma de vida gratificante

"Es un trabajo duro, todo lo que hay lo hemos hecho nosotros de forma artesanal y lleva mucho mantenimiento. Pero resulta muy gratificante porque todo lo que sabemos lo aprendemos sobre la marcha", explica este antiguo informático que ahora hace de guía natural en la bioescuela.


Aunque los Mayjal solo crearon la instalación con el fin de vivir en la naturaleza han descubierto que es un auténtica enciclopedia de vida natural. "Todavía no nos acostumbramos a la reacción de la gente que nos visita, porque no salen de su asombro en toda la excursión", asegura. Por ello desde que abrieron la bioescuela han pasado por allí decenas de grupos y visitantes. El precio de la visita es de 10 euros a partir de 10 años , 5 euros de 8 a 10 años y gratis los menores de 8 años.


La idea funciona bien, ya están pensando en comercializar algunos de sus abonos naturales.