Los mineros de Teruel siguen adelante con sus protestas ante los recortes planteados por el Gobierno central para el sector, aunque desde los sindicatos temen que puedan "radicalizarse" después del "fiasco" que supuso para ellos la reunión que mantuvieron con el ministro de Industria, José Manuel Soria.

De esta forma, la 'marcha negra' sigue su camino, este martes llega a Algora (Guadalajara) y, a pesar de que reconocen que la de este lunes fue una tarde "tensa", continúan con el objetivo de llegar a Madrid.

En declaraciones a Europa Press, uno de los mineros, Luis Amador, ha destacado que "la tarde de ayer fue tensa, hubo algunas discusiones" y, en su opinión, "quizá es lo que quería el Gobierno, pero hoy ya están los ánimos igual que siempre y seguimos caminando hacia Madrid" a donde llegarán el próximo 11 de julio.

Con más de la mitad del camino ya completado, Amador ha señalado que "estamos bien, hay gente con ampollas, rozaduras o con calambres, pero cada mañana con el masaje y las curas podemos seguir". También con los apoyos que van encontrando por donde pasan, ahora "no nos dejan ir por la autovía", así que caminan por caminos y carreteras de servicio. Aún así, "cuando nos ven los coches nos pitan y cuando pasamos por los pueblos la gente nos da su apoyo".

Acompañando a los mineros, este martes ha participado en la 'marcha negra' el secretario de la Federación de Industria de CC.OO., Antonio Herrero, quien ha señalado que "me temo que el conflicto se radicalice porque la gente está muy cabreada".

El sindicalista ha dicho que "intentamos controlar el máximo posible", pero le preocupa que "se nos vaya de las manos porque, ya hay acciones que nosotros no controlamos, pero cuando se acabe la marcha pacífica puede haber grupos que se desmarquen de las decisiones de los sindicatos".

Por su parte, el secretario de la Federación de Industria de UGT en Teruel, Aurelio Rodrigo, se ha mostrado convencido de que el objetivo del encuentro de este lunes con el ministro José Manuel Soria, que reiteró que este año no hay margen para mejorar las ayudas, solo pretende "desanimar al personal y provocar a los sindicatos". Por eso, teme que "se van a radicalizar las posturas, ojalá no tengamos que lamentar nada".