TERUEL

La restauración de la cubierta de la catedral de Teruel obliga a retirar 35.000 tejas a mano

Los trabajos, presupuestados en 1,1 millones de euros, se encuentran casi en el ecuador. El cimborrio ya luce más blanco.

Los trabajos de restauración de la catedral de Teruel, que se encuentran casi en su ecuador, ya han permitido sanear el cimborrio, uno de los elementos más singulares del templo y que permite la iluminación del retablo mayor. A partir de las próximas semanas comenzará la siguiente fase que consistirá en la retirada por medios manuales de unas 35.000 tejas de la cubierta para su posterior saneamiento e impermeabilización.


En estos momentos es posible observar la blancura y el nuevo brillo que ha adquirido el cimborrio, fruto de una profunda limpieza y también de un tratamiento basado en el uso de materiales similares a los utilizados en los orígenes del edificio.


El arquitecto redactor del proyecto, Joaquín Andrés, señaló que para lograr el aspecto renovado que ya luce el cimborrio, probablemente el elemento constructivo externo más característico de la catedral turolense junto con la torre campanario, se han servido de una mezcla de yeso, cal y carbón vegetal. "Es la misma composición usada en el siglo XVI, época de su construcción, y que ya introdujimos en la restauración de la iglesia de la Merced de Teruel y que tan buenos resultados se obtuvo".


Reposición cerámica

La intervención en el cimborrio ha centrado la primera fase del proyecto de restauración, iniciado a finales de mayo. En ella, se ha restablecido el tablero cerámico de piezas verdes vidriadas, el pararrayos, y los ladrillos. Se han abierto los huecos que estaban tapiados y para evitar la entrada de aves se han instalado piezas textiles de color negro que aporta profundidad a la vez que protección.


Las tracerías de las ventanas se completarán con alabastro, material que, según Joaquín Andrés, reforzará la iluminación del cimborrio y por tanto del valioso retablo de Gabriel de Joli.


La siguiente fase se iniciará en las próximas semanas y es quizá una de las más duras del proceso de restauración, ya que requerirá la retirada manual de las 35.000 tejas de la cubierta, una buena parte de las cuales podrán ser reutilizadas, según el arquitecto redactor del proyecto.


Actualmente ya se ha instalado una sobrecubierta que permitirá proteger el interior del templo mientras permanece destejado. Esta labor posibilitará su impermeabilización. Entre otras cuestiones, ya se han protegido los aleros, una prolongación de la techumbre mudéjar del interior de la iglesia, con una mezcla de papel japonés y cola de conejo.


Una década de espera

Dentro del proyecto de restauración de la seo, presupuestado en 1,1 millones de euros y que forma parte del plan redactor elaborado hace casi una década, se incluye un estudio arqueológico de los muros de la nave central cuyos resultados condicionará el aspecto final de la fachada, otra de las actuaciones previstas.


Joaquín Andrés señaló que el informe arqueológico determinará la composición exacta de las paredes y datará las diferentes etapas constructivas que se han producido en el inmueble, la más antigua de la cual corresponde al siglo XIII.


"Sopesaremos pormenorizadamente los resultados de las catas arqueológicas, porque ello influirá en la imagen de la fachada. Tendremos que decidir si se conserva de tapial y yeso, de reboco liso o mantener los esgrafiados habilitados por la reforma de posguerra de Regiones Devastadas u otras composiciones diferentes. Cuantos más datos se obtengan sobre las formas que tuvo en sus diferentes etapas, mejor", concluyó Andrés.


Las obras de restauración están siendo ejecutadas por la empresa Edycon y su financiación se incluyó en el apartado del 1% cultural que el Ministerio de Fomento destina a actuaciones patrimoniales. Tras estar paralizado durante casi una década, el proyecto experimentó un importante impulso dentro del Plan Específico de Teruel.