TERUEL

La marea azul y blanca volvió a llenar las calles

Homenaje a los mayores, recuerdo a los que se han ido y elogios a los logros del deporte español fueron algunos de los dichos durante la procesión

Una marea blanca y azul recorrió ayer las principales calles del centro histórico de la localidad turolense de Calamocha. Niños y mayores danzaron desde las 9.00, desde la plaza de España hasta la ermita de san Roque. Un recorrido de unos 3 kilómetros y medio, incluyendo el camino de vuelta, que las 200 parejas de danzantes aguantaron estupendamente.


"El dance supone una manera muy agradable de exteriorizar nuestra devoción al santo", explicó el alcalde de la localidad, Joaquín Peribáñez. "Todos sentimos a san Roque de una manera especial, y este dance supone un pequeño sacrificio, pues apenas hemos dormido, pero una gran satisfacción", agregó.


La tradición del dance pasa de padres a hijos y llegan a bailar hasta tres generaciones juntas. Los pequeños de la localidad pese a su corta edad, abrían el paso de la comitiva, aunque en los últimos metros en algunos el cansancio empezaba a hacer mella. Este es el caso de Alicia, de tan solo 3 años, que aunque seguía tocando las castañuelas ya no podía seguir el ritmo de los mayores. Los más curtidos aguantaron las tres horas de dance sin problemas. "Lo que más me gusta de las fiestas es el dance a san Roque. Lo bailo desde hace 4 años y me lo paso genial", contó Marta San Roque, de 9 años.


El momento más emotivo fue cuando una dichera recordó a un vecino de la localidad fallecido recientemente. Sin embargo, hubo dichos para todos los gustos, desde elogios a los triunfos del deporte español, hasta peticiones personales de los vecinos, y avisos a los gobernantes.