Tercer Milenio

De Teruel a la alfombra roja de la peluquería

Un salón de la capital, entre los semifinalistas de los premios Fígaro, los más importantes del sector a nivel nacional

José Julián Mora, en la Bridal Fashion Week de Barcelona
José Julián Mora, en la Bridal Fashion Week de Barcelona
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Cuatro peinados masculinos, destacados con cortes y líneas que recuerdan a los banqueros de los años veinte. Así es la colección que el peluquero José Julián Mora, junto a sus socios en su salón turolense del barrio de la Fuenfresca, logró hacerse un hueco entre los 27 semifinalistas de los prestigiosos premios Fígaro, la alfombra roja de la peluquería creativa española. Esta posición tiene para los estilistas turolenses «un gran mérito» si se considera que al concurso, fallado el pasado mes de noviembre, se presentaron 160 colecciones. Además, sus trabajos quedarán reflejados en un catálogo que estará presente en los más importantes salones de peluquería y que marca las tendencias a seguir en la próxima temporada. La diferenciación la aporta el hecho de que los jóvenes que sirvieron de modelos eran gente anónima, que seleccionaron en la calle y cuyos cortes se confeccionaron a través de «visagismo facial». «En la colección no todo es lo que parece», afirma Mora. «Hay un rostro femenino caracterizado mediante postizos como hombre», aclara.

Para diseñar sus peinados que ha reunido bajo el título ‘The banker’ –un guiño al mundo de las finanzas–, explica que él y sus socios se han inspirado en elementos de la trama urbana de las ciudades. El movimiento de un coche al circular por una calle o el asfalto son aspectos que han sugerido ondas, degradaciones, coloraciones o mechas. El peluquero turolense tiene claro que en su profesión lo importante es «no estancarse» y procurar mantener «el espíritu creativo» en todo momento. Por eso, ya piensa en la colección femenina que presentará al Club Figaro en la edición de los premios de este año.

Hasta llegar a abrir la peluquería en el barrio de la Fuenfresca  -‘New man-New woman’ se llama-, Mora se ha formado en Madrid y Barcelona y ha pasado por salones de diferentes ciudades. Quería, no obstante, tener su propio negocio y en su tierra. Cuenta que ya desde niño sentía cierta predisposición por esta profesión. En la explotación ganadera que regentaba su padre cortaba el pelo y hacía trenzas a los caballos. Ahora siente la misma pasión por su trabajo, pero su concepto de la peluquería ha dado un giro de 360 grados: valora la creatividad, estudia la forma del rostro y la clorometría antes de afrontar un peinado. «El cabello –explica– es algo vivo por lo que cualquier actuación, sobre todo los tintes, hay que trabajarla mucho, y de forma muy sutil»

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