Miravete intenta por séptima vez en una década conseguir un gestor para su hotel

El establecimiento, que costó medio millón de euros, no consigue despegar.

Un hotel con encanto. El hotel de la Casa del Cura, inaugurado en 2005, ha funcionado a trompicones. En 2008, tras la famosa campaña 'El pueblo en el que nunca pasa nada', que promocionó el pueblo a través de una visitada web, el Ayuntamiento recibió 8 solicitudes para explotar el establecimiento –en la foto–, pero solo fue un espejismo.
Un hotel con encanto. El hotel de la Casa del Cura, inaugurado en 2005, ha funcionado a trompicones. En 2008, tras la famosa campaña 'El pueblo en el que nunca pasa nada', que promocionó el pueblo a través de una visitada web, el Ayuntamiento recibió 8 so
Antonio García / Heraldo

Miravete de la Sierra, la pequeña localidad del Maestrazgo que se hizo famosa en 2008 gracias a la campaña publicitaria ‘El pueblo en el que nunca pasa nada’, afronta el séptimo intento en poco más de una década de abrir el hotel municipal de forma estable. El establecimiento, acondicionado en 2005 en la Casa del Cura tras una inversión de 500.000 euros, no ha llegado a consolidarse como una oferta turística de forma continuada. Si no hay contratiempos, volverá a abrir sus puertas a mediados de noviembre con un nuevo gestor.

El pueblo, con solo 28 habitantes censados, lucha por sobrevivir ante la amenaza de la despoblación. Su extenso y valioso patrimonio monumental o su espectacular entorno natural no son reclamos suficientes para garantizar una demanda turística suficiente para mantener abierta la Casa del Cura, con 12 habitaciones. El alcalde, José Listo, confía en que esta vez sea distinto a los otros seis intentos de encontrar una gestión solvente para el hotel municipal. El aspirante es Adolfo Juan, un empresario madrileño pero buen conocedor de la provincia, donde también gestionó un negocio hostelero, concretamente en Bronchales.

"Tengo fe en este empresario –dice Listo– porque sabe de qué va el negocio y es el primer gestor que invierte dinero de su bolsillo en poner en marcha la actividad. Los seis anteriores pidieron dinero por asumir la explotación". Juan dedica estos días a pintar, reparar y acondicionar el hotel a su propia costa tras comprobar en una visita al inmueble su estado de descuido general.

Si no surgen imprevistos, prevé abrir el hotel de la Casa del Cura con su familia. Además, contratará a una persona "de la zona" para que le ayude habitualmente. El hostelero explica que tiene contactos con clubes moteros que hacen excursiones y también en el mercado valenciano que le pueden aportar clientela.

Explica su decisión de trasladarse de Madrid a Teruel porque su actual empresa, un local de copas y de actuaciones en directo, impone un ritmo de vida que le supera. Dice que el hotel de Miravete "tiene que funcionar" porque el pueblo tiene "un encanto especial" y está convencido de poder atraer a clientela suficiente como para hacerlo viable.

El Ayuntamiento ha recibido con los brazos abiertos al empresario, que puede inyectar dinamismo económico y laboral a un municipio despoblado y envejecido. José Listo señaló que cualquier proyecto "es bueno para Miravete dada su situación". Añadió que el hostelero planea aprovechar también otro equipamiento que quedó inacabado, un camping. Para facilitar la consolidación el proyecto, el Ayuntamiento concede un año de carencia en el pago del alquiler por la Casa del Cura, situada junto a la iglesia parroquial, recién consolidada.

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