La capital se recupera de una granizada que atrapó a decenas de coches y causó 4 heridos

El Ayuntamiento contrata una empresa para retirar cientos de toneladas de pedrisco caídas en una hora.

Una excavadora retiraba ayer granizo de la Rambla de San Julián, colapsada por la tormenta.
Una excavadora retiraba ayer granizo de la Rambla de San Julián, colapsada por la tormenta.
Jorge Escudero

La capital turolense se recuperaba ayer de los estragos causados por la fuerte tormenta de granizo y agua que cayó en el centro de la ciudad la noche del pasado viernes y que pasará a la historia por su virulencia y por los graves daños que ha provocado. En apenas una hora, las nubes descargaron cientos de toneladas de pedrisco que cubrieron las calles con un manto de hielo de hasta 50 centímetros de altura en el que quedaron atrapados decenas de conductores con sus vehículos, los cuales se vieron obligados a pedir ayuda a la Policía Local y a los bomberos para poder salir.

Así ocurrió en la Vía Perimetral, en la Cuesta del Carrajete, en las rondas de Ambeles y Dámaso Torán y en la Rambla de San Julián. En esta última, que resultó ser la vía más afectada por la tormenta, el agua entró a garajes, almacenes y viviendas provocando daños. "Todo se ha mojado, las herramientas y lo que teníamos guardado y ahora nos toca limpiar y esperar a que se seque", explicó Santiago Mateo, de 36 años. Otro vecino de San Julián, Richard García, relató que la calle "era un río de granizo y todos los coches se quedaban atascados". "Llegamos a tener miedo", apostilló.

El Ayuntamiento ha contratado los servicios de una empresa para poder retirar de las calles la gran cantidad de granizo acumulado. Operarios dotados con dos palas excavadoras y un camión limpiaban ayer calzadas y aceras para que coches y peatones pudieran transitar. La noche de la tormenta ya fue necesario recurrir a máquinas quitanieves para resolver el colapso que provocó el temporal.

"Muchos coches han sufrido abolladuras y roturas de luna y en el polígono industrial ha entrado el agua a varias empresas al romperse los cristales de los lucernarios", explicó el concejal de Urbanismo, Juan Carlos Cruzado. El granizo provocó goteras en el Palacio de Exposiciones y Congresos y rompió una bajante del Frontón Pinilla, además de dejar las calles de la ciudad cubiertas con un lecho de hojas y ramas caídas de los árboles.

Más de 40 llamadas a la Policía

Entre las nueve de la noche del viernes –cuando comenzó la tormenta– y la una de la madrugada de ayer, la Policía Local recibió más de 40 llamadas de ciudadanos afectados por la granizada. "Nunca habíamos visto algo así. Nos avisaban de alcantarillas que se desbordaban y de coches que sufrían reventones de ruedas o que habían quedado atascados", explicaron desde la comisaría.

Los bomberos realizaron más de diez intervenciones. La más compleja fue el rescate de un hombre de 60 años que quedó atrapado con su coche bajo el puente de la Moratilla, un estrecho paso que constituye la única vía de comunicación entre el Club de Tenis y la ciudad. Tanto el conductor como los tres bomberos que lo socorrieron fueron atendidos de hipotermia en el hospital Obispo Polanco, si bien ayer por la mañana recibieron el alta. La inundación del puente de la Moratilla dejó aisladas en las instalaciones deportivas a 30 personas, entre ellas niños de corta edad, que tuvieron que salir del lugar caminando por la vía del tren con linternas y acompañadas de policías.

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