La Guardia Civil intercepta en la A-23 un camión con ocho refugiados kurdos, el segundo en un mes

La presencia de los inmigrantes fue detectada en el área de servicio de Villafranca. El camionero, detenido por posible tráfico de seres humanos.

El camión en el que viajaban ocultos ocho kurdos, al llegar a Teruel escoltado por la Guardia Civil.
El camión en el que viajaban ocultos ocho kurdos, al llegar a Teruel escoltado por la Guardia Civil.
J. Escudero

La Guardia Civil interceptó este viernes un camión frigorífico procedente de Murcia en el que viajaban ocultas ocho personas de origen kurdo-iraquí –cuatro de ellas menores de 10 años– en una área de servicio de la A-23 en el término municipal de Villafranca del Campo, a cincuenta kilómetros de Teruel capital. El suceso se produce solo 26 días después de que los guardias civiles detectaran otro trailer cargado de hortalizas en la misma carretera pero a la altura de Ferreruela de Huerva con seis refugiados del Kurdistán iraquí, todos ellos pertenecientes a la misma familia.

La reiteración de casos parecidos en tan poco intervalo de tiempo en la misma carretera –en dos puntos separados por 44 kilómetros– podría apuntar a la existencia de una ruta organizada utilizada por este colectivo inmigrante para desplazarse a través de España por la A-23 camino de otros países europeos. Los dos camiones viajaban en dirección a Zaragoza.

Las ocho personas descubiertas en el camión se encuentran en perfecto estado de salud. Pertenecen a tres grupos familiares. Dos padres se desplazan acompañados de tres hijos, de 5, 8 y 10 años. Por otro lado, una madre viajaba con su niña de dos años, mientras que otro hombre adulto formaba parte de la expedición sin mantener ningún vínculo familiar con el resto.

La voz de alarma sobre el transporte clandestino la dio uno de los propios refugiados, que llamó a través de un teléfono móvil al número de emergencias 112 a las 14.38 para avisar de que estaba encerrado en un camión. El aviso fue trasladado de inmediato a la Comandancia de la Guardia Civil, que, en torno a las 16.00, localizó el vehículo.

Arrestado en la Comandancia

El chófer, de nacionalidad rumana, quedó detenido por un presunto delito de tráfico de seres humanos, según confirmó una fuente de la Guardia Civil. Está previsto que este domingo pase a disposición judicial y tendrá que acudir a prestar declaración ante el juzgado número 2 de Teruel. El camión, pertenece a la empresa de transportes El Mosca, con sede en Murcia.

El vehículo en el que se ocultaba el grupo iraquí realizaba un viaje desde la Comunidad murciana con destino al Reino Unido, la misma meta del camión con polizones detectado en Ferreruela, que procedía de Almería. El trailer interceptado en Villafranca fue traslado con escolta de la Guardia Civil a la Comandancia de Teruel.

La Benemérita recabó el apoyo de la fundación Cepaim, una oenegé de apoyo a los inmigrantes, para conseguir un traductor que colaborase en las tareas de identificación de los ocho expatriados. La organización humanitaria buscó alojamiento para el grupo en un albergue de la ciudad, el mismo procedimiento que se aplicó en el caso anterior.

Tras prestar declaración en la Comandancia, los refugiados pasaron a la Comisaría de la Policía Nacional, el cuerpo encargado de los temas de extranjería, aunque la investigación continuará en manos de la Guardia Civil.

En el caso de Ferreruela de Huerva, el camionero, de nacionalidad búlgara, no fue detenido hasta el día siguiente a detección de los inmigrantes irregulares. Tras prestar declaración en el Juzgado de Calamocha, quedó en libertad. Afirmó que no tenía ninguna noticia de la presencia de los refugiados en el remolque hasta que escuchó ruidos sospechosos tras detenerse en el área de servicio de Ferreruela.

En aquella ocasión, la familia iraquí, formada por los padres y cuatro niños menores de 13 años, descartó la oferta de acogida de Cepaim y prefirió marcharse de la ciudad, probablemente en dirección al algún otro país europeo. Los seis miembros del grupo estaban en buen estado de salud tras el viaje, aunque el padre había sufrido mareos cuando fue localizado por la Guardia Civil.

La localización de un traductor de kurdo complicó las tareas de identificación de la familia, que antes de abandonar la ciudad solicitó asilo en la Policía.

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