PRESENTÓ UN ADELANTO DE SU PROGRAMA

Rudi invita al aperitivo

La candidata del PP a presidir la DGA lanzó ayer las líneas generales de su proyecto político ante numerosos representantes de la sociedad aragonesa. La austeridad, la eficacia y la transparencia fueron los platos fuertes .

Luisa Fernanda Rudi y el secretario provincial del PP, Luis María Beamonte, durante el acto.
Rudi invita al aperitivo
TONI GALáN/APG

Los motores empiezan a rugir con fuerza. Quedan poco más de 11 meses para la contienda electoral, pero los rivales, conscientes del próximo parón veraniego, ya hacen más ruido que las motos de Motorland. El PP eligió ayer el Hotel Reina Petronila de Zaragoza para que Luisa Fernanda Rudi lanzara los ejes fundamentales del proyecto del partido en Aragón. Un proyecto que es el aperitivo del programa electoral y que ha sido cocinado a fuego lento, con cientos de reuniones con diversos sectores de la sociedad aragonesa. La candidata popular a la presidencia de la DGA destacó que ha "tomado el pulso a Aragón" recorriendo la Comunidad durante 18 meses.

"Estamos ante un claro fin de ciclo político", dijo Rudi, quien expuso en un tono presidencial un proyecto optimista, de salida de la crisis y de cambio, con la mirada puesta en el Aragón de 2025. Citó a Ortega y Gasset para señalar que "debemos pensar en grande y mirar lejos". No por ello faltaron las referencias a conceptos clásicos del PP como la familia, el apoyo a los emprendedores y la austeridad, sobre todo la austeridad. También reivindicó el pasado del partido citando a José María Aznar y a Santiago Lanzuela y recordando que no se han afrontado las grandes infraestructuras, "más allá de las que planificó e impulsó el PP". De Rajoy, sin embargo, ni una palabra.

La hormiga del cuento

Tanto por la situación de crisis como por su propia formación y experiencia, Rudi se extendió con comodidad por los aspectos económicos de su proyecto, reprochando como la hormiga del cuento, que no se hubiera alimentado una "hucha de reserva" para los tiempos de crisis. No hubo que preguntar quién era la cigarra.

El discurso vino a abundar en esa idea de simplicidad de las cuentas propia de la economía familiar. Anunció que su Gobierno se comprometerá a establecer un techo de gasto presupuestario y a cerrar con superávit. También recuperó la creación de una Oficina Presupuestaria para facilitar la transparencia sobre el destino del dinero de los impuestos. Aseguró que el ahorro no irá en detrimento de los servicios públicos. Se centró de nuevo en la eficacia, que definió como "hacer más con menos", en evitar duplicidades, eliminar trabas administrativas, agilizar trámites... No quiso concretar más, pero sí avisó de una reordenación de la Administración pública aragonesa. Una pista fue que las comarcas ocuparon buena parte de esa parte del discurso. También reiteró el recorte de consejerías, de empresas públicas y de "entes públicos opacos".

No quiso eludir la corrupción, que ha manchado -y mancha aún- a varios líderes y ex líderes del PP en otras comunidades autónomas, y se comprometió a desterrar "sin contemplaciones" las prácticas corruptas y caciquiles.

También hizo un recorrido por la Educación en la que estableció como "prioridad absoluta" la enseñanza del inglés; de la Sanidad, que fue el área en la que más precisó con la conversión como hospital general centro de Zaragoza del Hospital provincial de Nuestra Señora de Gracia, y de la Justicia.

Se refirió también a la extensión de la banda ancha a todo el territorio aragonés mediante convenios con las operadoras. Mantuvo sus apuestas por las infraestructuras, aunque la Travesía Central Pirenaica, que escapa a la mera voluntad de la Comunidad, pareció decaer en el interés, y anunció un cambio en el modelo de Cercanías.

Rudi, que calificó su proyecto como "regeneracionista y reformista", resaltó la necesidad de dar impulso a la marca Aragón y anunció que adoptaría todas las medidas para que las empresas encuentren en Aragón el mejor lugar para su éxito. Citó a Gracián ("La verdadera libertad consiste en hacer lo que se debe hacer"). Y a Costa ("Somos españoles dos veces porque somos aragoneses"). Y tras predicar tanta austeridad, un escueto vino español cerró el acto.