NUEVA LEY ANTITABACO

Prohibido fumar... incluso la pipa de la paz

El debate está en la calle. La nueva ley antitabaco, que prohibirá fumar en los espacios públicos cerrados, entrará en vigor el 2 de enero. ¿Pueden acercar posturas fumadores, no fumadores, hosteleros y médicos? Al menos, HERALDO los ha sentado en torno a la misma mesa.

De izquierda a derecha, Pedro Giménez, Francisco Javier Falo, Isabel Nerín, Fernando Izcara y Alfonso Pérez Trullén.
Prohibido fumar... incluso la pipa de la paz
ARáNZAZU NAVARRO

En dos semanas, los españoles daremos la bienvenida al nuevo año y a una controvertida ley: la que prohibirá fumar en bares, restaurantes, así como en las inmediaciones de centros sanitarios y colegios. A escasos días para su entrada en vigor (falta su aprobación en el Congreso), el debate está en la calle y fumadores y no fumadores se enzarzan en un intensa discusión. Parten de una base en común: el tabaco es perjudicial para la salud, ¿pero el gobierno cae en una contradicción al limitar o restringir su consumo en determinados ámbitos cuando se embolsa casi 9.000 millones de euros al año por medio de esta adicción?

Difícil llegar a un acuerdo, tampoco en la mesa-debate organizada por HERALDO DE ARAGÓN sobre la futura ley antitabaco, en la que participaron expertos de diferentes sectores de la población. El presidente de la Asociación de Cafés y Bares, Pedro Giménez, abre el turno de palabra rápidamente al "sentirse el sector más perjudicado". El hostelero asegura que la restricción les daña especialmente: perderán clientes y facturación, según sus estadísticas. La crisis económica ha reducido sus ventas una media de un 20% en los últimos 30 meses y "todos coincidimos en que esta norma nos va a generar un 10% más". "Nunca hemos estado a favor del tabaco, pero esta normativa nos situará al borde del abismo", afirma Giménez.

Algo en lo que la responsable de la Unidad de Tabaquismo de la Universidad de Zaragoza, Isabel Nerín, discrepa. No cree que existan datos ni estudios que argumenten estos perjuicios. "No ha habido en otros negocios. El fumador se adapta bien a las limitaciones. Estas profecías surgieron a finales de 2005 con la anterior ley y vuelven a surgir ahora. Entonces, no se cumplieron y, ahora, tampoco", recalca Nerín, que hace hincapié en que la ley es un "avance en salud pública importante".

La discusión está servida. El director de Salud Pública del Gobierno de Aragón, Francisco Javier Falo, intenta limar asperezas e insiste en que esta ley "no va contra la hostelería ni contra el fumador". "Deberíamos hacer un esfuerzo y lanzar un mensaje positivo: vamos a hacer esta ley buena, sin causar pérdidas y sin que esto sea gravoso para nadie", asegura al mismo tiempo que reconoce que con la normativa actual no se han conseguido los objetivos fijados por todos.

Sobre este asunto, el neumólogo del hospital Clínico de Zaragoza, Alfonso Pérez Trullén, tiene algo que decir: "Todos estamos de acuerdo en que la ley de 2006 no satisfizo a nadie. Fue una ley light. Hubo enmiendas y presiones. Si hubiera sido como la que se está intentando ahora... Inicialmente hubiera costado, pero ahora, estaríamos en otra dinámica", asegura y pone sobre la mesa un porcentaje abrumador: "Uno de los artículos de la Constitución dice que hay que proteger la salud y el 70% de la gente no fuma. Hay que legislar para la mayoría", señala.

Pero, precisamente, para el presidente de la Asociación de Discotecas, Fernando Izcara, la ley debería "estar hecha" para todos. "Lo lógico es que se hicieran zonas pensadas para fumadores y no fumadores. Tenemos claro que el tabaco no es bueno, pero cada uno es libre de tomar la decisión que quiere. La gente tiene derecho a un ocio, vamos a darles unas comodidades, sin perjudicar a los demás, por supuesto", defiende.

Zonas con restricciones

Los hosteleros han presentado alegaciones a la nueva norma en la que se pide la creación de habitáculos independientes en los establecimientos para poder fumar. "Se deberían crear unas zonas en las cuales los trabajadores no tuvieran que entrar, con una serie de condiciones especiales. Así, podría entrar en un bar como fumador, pedir un cortado, meterme en la 'pajarera' -yo los llamo así-, leer el periódico, pagar e irme sin perjudicar a nadie", propone Pedro Giménez, que afirma que de los 27 países de la Comunidad Económica Europea, solo en tres existe la prohibición total. "En el Reino Unido en el primer año cerraron 10.000 pubs, en Irlanda cayó la venta un 20%...", añade.

"Pero los habitáculos son soluciones imposibles, en Italia no hay nadie que los haya hecho... Son difíciles de llevar a la práctica. Son extremadamente costosos", interrumpe Isabel. "Pero déjeme que lo decida yo, yo soy el que me juego el dinero. No me diga cuándo me tengo que acostar, ni qué tengo que comer, déjeme que sea decisión mía...", contesta el representante de Cafés y Bares, que puso sobre la mesa otro de los puntos que más controversia ha generado con la redacción de la ley. La nueva normativa permite instalar máquinas expendedoras en puntos donde hasta ahora estaba prohibido, como las gasolineras.

"No comprendo la incongruencia del Estado. Prohíbe fumar, pero amplía los puntos de venta. Estamos hablando de una sustancia legal por la que se paga impuestos, que se vende en 70.000 estancos en todo el país, han subido la cajetilla 40 céntimos y recaudan casi 9.000 millones de euros por los impuestos... No lo entiendo", plantea.

Es Alfonso Pérez Trullén el que considera una "utopía" una prohibición total por parte del Estado, ya que cree que conllevaría una "ley seca". "Surgiría una infraestructura que sería un rebote en el consumo del tabaco. Aumentaría el tráfico ilegal. Las cosas que se hacen por prohibir no tienen efecto. Vendría el contrabando", asegura el neumólogo.

La única opción, según Pérez Trullén e Isabel Nerín, es ir limitando el consumo del tabaco en los espacios públicos. De esta manera, explica la experta, España tiene que sumarse a la tendencia de los países europeos en los que se está limitando el consumo y se está intentando que niños y jóvenes no piensen que este hábito es normal. "En Dublín, por ejemplo, una cajetilla de tabaco cuesta 8 euros", detalla Nerín.

Sobre la mesa también se expone otro de los asuntos que más controversia ha creado y que puede generar más de un conflicto entre la población. El 'éxodo' de la clientela de los bares a la calle puede originar 'botellones' alternativos y quejas entre los vecinos. De hecho, Izcara asegura que estos problemas se han detectado en las sesiones juveniles que desde hace unos años organizan las discotecas. "El problema es cuando salen 300 niños a la calle. ¿Dónde van esos adolescentes? El más afectado va a ser el vecino. Cuando se trasladen todas las personas a la calle, se creará un problema", apunta.

Tras una hora de debate, los extremos solo han conseguido consensuar la idea de que el tabaco es perjudicial para la salud, pero mientras para unos la prohibición es por el bien de todos, para otros significa la privación de libertad y pérdidas económicas importantes en el sector de la hostelería. "Habría que hacer otro foro dentro de seis meses para ver quién tiene razón", concluye Giménez.