SOLIDARIDAD

Cierres y despidos amenazan a varias ONG aragonesas

El descenso de subvenciones pone en jaque a las entidades benéficas más pequeñas. El Ayuntamiento de Zaragoza aún no ha pagado la cuota de 2010. Intermon despedirá a 65 empleados, aunque ninguno en Aragón.

El ERE de Intermon afecta a 65 empleados en España
Peligran varias ONG aragonesas por el recorte público mientras se busca un nuevo modelo para el sector
HA

Despidos, reorganizaciones, cambios de modelo, e incluso, varios cierres son el negro futuro que esperan las organizaciones no gubernamentales de Cooperación al Desarrollo y Solidaridad de la comunidad aragonesa. Las oenegés no escapan a los achaques de la crisis, y la incertidumbre se mezcla con el trabajo por salir adelante de una situación con varios puntos de origen.


El primero, y principal objetivo de las críticas del sector, pasa por el recorte en las ayudas económicas procedentes de las administraciones públicas. La ecuación es sencilla: gobiernos más pobres, ONGs más pobres. No en vano, el 50% de los ingresos de las entidades benéficas aragonesas proviene de alguna de estas aportaciones.


En los últimos años, por ejemplo, las ayudas del Gobierno de Aragón se han restringido un 30%, y dejan la previsión para este 2011 en el 0,16% del presupuesto total, lejos de la media nacional (0,22%) y del famoso 0,7%. «Lo que subyace realmente detrás de la crisis es la falta de voluntad política, que desaparece en cuanto vienen mal dadas», señala Fernando Pérez, presidente de la Federación Aragonesa de Solidaridad (FAS), que engloba a 51 de estos colectivos.


Otra piedra en el camino es la que les ha puesto el Ayuntamiento de Zaragoza, que todavía no ha hecho efectivo el pago de lo comprometido para 2010, por lo que muchas ONGs han tenido que paralizar sus proyectos o, aquellos que podían, adelantar el dinero. Según Pérez, el vicealcalde de la ciudad, Fernando Gimeno, «se ha comprometido a pagar en la segunda semana de mayo», aunque reconoce que estarán «vigilantes» para que se cumpla y que las próximas elecciones municipales no diluyan responsabilidades.


Obstáculos que se suman a que el resto de vías de financiación no pasan por su mejor momento. Se calcula que en Aragón han caído los donativos un 5%. Y aunque el número de voluntarios y de socios colaboradores mantiene una leve tendencia al alza, las aportaciones son más esporádicas o de menor cuantía.


Todo ello ha llevado a varias ONGs aragonesas al borde de la desaparición. Los profesionales del sector consultados prefieren no dar nombres todavía, pero aseguran que los cierres están al caer. «Las más pequeñas tienen muy difícil sobrevivir, y las grandes, mantener todos los puestos de trabajo», lamenta el presidente de FAS.


En este sentido, incluso Intermon Oxfam ha tenido que hacer sus propios recortes. La conocida organización, que cuenta en España con cerca de 500 trabajadores, anunció el mes pasado un expediente de regulación de empleo (ERE) que afectaría a 90 de ellos, aunque finalmente ‘solo’ serán 65 los afectados, lo que supone un 13% de la plantilla.


En este caso, el recorte de las ayudas ha contribuido a tomar esta medida, pero no tanto como para otras ONGs, porque Intermon recibe el 70% de su presupuesto de socios, donantes y venta de Comercio Justo. Esta última ha caído entre un 10 y 15% en el último año. Según José Miguel Capapé, responsable de Movilización Social de Intermon en Aragón, «las oenegés tienen poco margen de maniobra, porque no tienen ánimo de lucro». Apunta que «puedes mantener el déficit uno o dos años, pero al tercero se te come la institución», por lo que se han visto en la situación de plantear el ERE.


Capapé señala que los despidos no afectarán a Aragón, ni se cerrarán tiendas –se gestionan en su mayoría por voluntarios-, pero que «es necesaria una reorganización». A su juicio, Intermon puede solventar mejor estas dificultades que otras entidades más pequeñas de la comunidad, «que pueden desaparecer si no cambia la situación».

Ayudar a los de aquí, o a los de allí

Una de las peores consecuencias que está dejando la crisis en el ámbito de la solidaridad, según apuntan los responsables de varias entidades es la pérdida de sensibilidad con los problemas del exterior, al tener tan cercanos los que cada día se aprecian en Aragón.


Con las cifras del paro en escalada imparable y los datos de pobreza nacional, comienza a extenderse el sentimiento de que primero hay que ayudar a los vecinos de calle, antes que a los del sur del planeta. «Me da miedo el riesgo que supone el debate de pobres contra pobres, porque suele derivar en conductas xenófobas», critica Fernando Pérez, que además trabaja para Cruz Roja Aragón.


«Hemos invertido mucho tiempo y esfuerzo en sensibilización para que, al primer resbalón, volvamos a estar como al principio, lamenta. En la misma línea se pronuncia José Miguel Capapé, que se preocupa porque «ahora se respira en la sociedad que primero hay ayudar a los de aquí», siendo que «al final, los pobres son pobres, independientemente de su origen o lugar de residencia».