INMIGRACIÓN

Más de 7.000 inmigrantes dejan Aragón rumbo a sus países de origen

Hispanoamericanos y africanos lideran este éxodo. Muchos regresan con enormes deudas por embargos.

Vinieron persiguiendo un sueño, pero muchos se vuelven a su país con una sensación agridulce y las deudas que les quedan tras haber sido embargados o no poder afrontar los créditos que pidieron para abrir sus negocios.


El año pasado, 7.104 extranjeros (3.634 europeos, 1.750 africanos, 1.521 y 195 asiáticos, entre otros) se fueron de Aragón rumbo al extranjero. Es difícil concretar el destino, porque ni siquiera el Instituto Nacional de Estadística (INE) lo tiene confirmado: sus informes (que elaboran con datos del padrón, entre otros) apuntan a que unos 500 partieron hacia Europa, 307 a América y 158 a África, pero en 4.728 casos el fin de trayecto figura como «continente desconocido». Además, 1.390 se marcharon por haber caducado su permiso.


El éxodo lo están protagonizando los hispanoamericanos (sobre todo en el caso de los hombres, ya que muchas mujeres conservan sus trabajos), seguidos por los africanos. Los europeos del Este, aunque suponen un grupo voluminoso, se despiden durante varios meses, pero están siempre pendientes del teléfono para volver, y lo hacen cuando hay trabajo.


Además, otros 6.971 se marcharon de Aragón, pero no de España. La mayoría decidieron asentarse en Cataluña (1.706), la Comunidad Valenciana (1.227) o Madrid (859).


Muchas de estas personas no tienen obligación de notificar su marcha y, a menudo, el entorno advierte que ya no volverán después del verano, cuando los hijos no regresan al colegio o el piso vuelve a estar alquilado. «Muchos han terminado el paro, y la familia no tiene de qué vivir. Los que deciden volver al país del que salieron hace 10 o 12 años o buscar suerte en Europa a menudo arrastran muchas deudas», explica Carlos, uno de los afectados, que esta misma semana dijo adiós a otra familia.


La llegada de inmigrantes es paralela a la de la bonanza económica. En 2007, y según el INE, 34.592 extranjeros aterrizaron en Aragón procedentes de otros países, y solo 2.622 salieron de la Comunidad con destino al extranjero. En 2010, la cifra de los que han llegado de otros países supera los 11.320, pero son solo un tercio de los que recibieron Zaragoza, Huesca y Teruel en 2007. Y eso a pesar de que los que desembarcan siguen siendo más que los 7.104 que se marchan. Entre los que aterrizan, hay europeos (unos 5.000 el año pasado, de los que solo 3.951 son rumanos), americanos (2.747, 691 nicaragüenses) y africanos (2.328, 962 de Marruecos).


En la secretaría de Igualdad y Migraciones de UGT han comenzado a advertir los cambios. «Después de dos años de estancamiento, el número de residentes extranjeros comienza a descender, aunque hay dos excepciones: los rumanos, que siguieron creciendo el año pasado, y los nicaragüenses», explica la responsable de la Secretaría, Beatriz Sanz.


En los últimos 15 años, han llegado a Aragón 170.000 extranjeros. Ahora, comienzan a decir adiós muchos, sobre todo los que estaban colocados en el sector de la construcción y no aguantan más el tirón de tres años de crisis. Además, algunos países hispanoamericanos, como Ecuador, están facilitando el retorno. El caso del aumento de nicaragüenses y hondureños se explicaría porque estos dos países no están creciendo.


Tampoco llegan tantos marroquíes, «y los rumanos y búlgaros se vuelven a casa con el móvil en la mano, para regresar a los pocos meses, en cuanto salga una oferta de trabajo», insiste Beatriz.


Deudas de más de 40.000 euros


La crisis golpea tanto a españoles como a extranjeros, pero estos normalmente no cuentan con una red familiar que sostenga la caída. Y si hay algo que asfixia, eso es la hipoteca. «A muchos les han embargado y, encima de devolver el piso, les ha quedado deuda. Un inmueble que hace 6 o 7 años se compraba por 200.000 euros, ahora está valorado en mucho menos. Algunos llegaron a España con una deuda de 2.000 o 3.000 euros, y ahora se van con una que puede superar los 40.000 o 60.000», explica Hugo Ayala, presidente de la Asociación de Ecuatorianos (ADE).


Vuelven a un país que teóricamente está mejor, pero al que la crisis también le afecta. «El Producto Interior Bruto de Ecuador se sostiene por la exportación y por los recursos que mandamos desde fuera. Si antes podíamos enviar 300 euros al mes y ahora son 50, es inevitable que la economía se resienta», añade Ayala.


Otros no culpan del descalabro al problema inmobiliario, sino al empresarial. Es el caso de un compatriota de Ayala que prefiere no identificarse y que llegó a abrir su propia empresa en Aragón. «Lo he perdido todo y ha sido porque la gente empezó a dejar de pagar. Otras empresas están mal, no te pagan y, al final, el que quiebras eres tú. Yo aboné las nóminas a mis empleados, pero me quedé sin nada. Ahora me marcho, pero no regreso a mi país. Me iré a Alemania o Francia, a algún sitio donde pueda progresar de nuevo», explica.


Nueva realidad social


El vicecónsul de Ecuador, José Castiella, explica que las peculiaridades de la crisis se dejan notar en este éxodo. Hace unos años llegó a haber unos 14.000 personas de esta nacionalidad en Aragón, pero ahora se calcula que serán unos 9.000. «Muchos hombres ecuatorianos se dedicaban a la construcción, sin embargo, las mujeres son muy apreciadas en el ámbito doméstico, cuidando a ancianos o niños, y están manteniendo sus puestos», aclara.


Algunos hombres han logrado recolocarse en la agricultura, a lo largo de toda la ribera del Ebro. En otros casos, la crisis acarrea también otros problemas. Por ejemplo, no son pocos los casos en los que el cabeza de familia regresa a Hispanoamérica abandonando a su mujer y a sus hijos en España.


Perfil: hombre joven en paro


En la Fundación San Ezequiel Moreno trabajan para orientar y ayudar a quienes quieren regresar. El año pasado atendieron a 153 personas, de las que 39 volvieron por fin a su país de origen. Casi todas ellas (el 89%) tenían entre 25 y 54 años y el perfil fue eminentemente masculino. «Mucha inmigración femenina se ha mantenido en activo en el servicio doméstico o en la geriatría, y no son pocos los núcleos familiares que están mantenidos por la mujer», aclaran en la Fundación.


Casi el 85% de solicitudes fueron de latinoamericanos (la mitad de ellos ecuatorianos), aunque los senegaleses también recurrieron con asiduidad a sus servicios.


Además, cuatro de cada 10 decidieron retornar por su cuenta, sin acogerse a las fórmulas del INEM o de retorno humanitario, y muchos querían montar su propio negocio.