MEDIO AMBIENTE

La huella de Félix en Aragón

Se han cumplido 30 años de la muerte de Félix Rodríguez de la Fuente, una persona irrepetible que también defendió y divulgó la naturaleza de Aragón. El ornitólogo Adolfo Aragüés recuerda su relación con esta tierra.

Félix Rodríguez de la Fuente, durante su visita a Gallocanta en 1978, en pleno debate sobre la posible desecación de la laguna.
La huella de Félix en Aragón
HERALDO

Asus 80 años, Adolfo Aragüés aún recuerda la última vez que Félix estuvo en Aragón. "Vino a rodar un capítulo de 'El hombre y la Tierra' en Belchite. Iba con prisa, pero se quedó a comer en casa de Antonio Herranz, mi maestro en aves esteparias -rememora el 'abuelo' de los ornitólogos aragoneses-. A él igual no le gusta que lo cuente, pero no se le ocurrió mejor cosa que ponernos unos zorzales en adobo de los que cazaba con cepos, así que en la última comida que compartimos juntos Félix se comió unos pájaros cazados de forma furtiva... y le encantaron", cuenta divertido.

En aquella época, Aragüés era uno de los pocos 'pajareros' que había en Aragón. Socio de la Sociedad Española de Ornitología (SEO) desde 1957, su figura era una referencia obligada al hablar de las aves, la naturaleza y la conservación en la Comunidad. Por eso Félix recurría a él cada vez que caía por estas tierras.

"Félix era socio fundador de la SEO, así que la primera vez que lo vi fue en una reunión en Madrid -explica Aragüés-. Más tarde él se puso en contacto conmigo porque le habían interesado mucho los artículos sobre el quebrantahuesos que publiqué en Ardeola, la revista de la sociedad".

La pasión del genial divulgador ambiental por esta carroñera que ya entonces estaba en grave peligro de extinción venía de mucho antes, pero gracias a Aragüés Félix pudo grabar al quebrantahuesos en el Pirineo oscense. "Yo le llevé a dos nidos que conocía en San Juan de la Peña y el Parque Nacional de Ordesa y allí fue donde rodó las imágenes", recuerda.

El 'abuelo' también fue quien descubrió a Félix el galacho de La Alfranca. Fue en 1973, aprovechando una visita de este pionero de los documentales de naturaleza a Zaragoza para entregar unos premios. "Después le llevé a los sotos del Ebro, y lo que vio le dejó fascinado -asegura Aragüés-. De hecho, cuando años después Félix planeó grabar varios capítulos de 'El hombre y la Tierra' en Aragón, uno de los lugares que elegimos fue ese".

Su defensa de Añisclo

Un año después, HERALDO desveló que la filial española de un grupo francés pretendía inundar el cañón de Añisclo para crear un salto hidroeléctrico. La preocupación que esta noticia generó en colectivos como la Unión Turística del Pirineo, Montañeros de Aragón o la SEO llevó a Aragüés a escribir a Félix para pedirle que Adena, la organización que él había fundado, también se opusiera al proyecto.

"Al poco me respondió diciendo que mi carta le había dejado atónito y que podíamos contar con todo su apoyo -detalla el veterano ornitólogo-. Nos recomendaba que montáramos una rueda de prensa multitudinaria y se comprometía a montar un escándalo nacional". Aragüés cuenta que por entonces dentro del movimiento ecologista se decía que Félix no se movilizaba por los problemas, que solo influía, pero en este caso está "convencido" de que hizo las dos cosas.

Unos meses después, en 1975, el 'pajarero' aragonés pidió a su amigo que Adena se personara en la exposición pública de la ampliación del Parque Nacional de Ordesa, una iniciativa vital para enterrar el proyecto de Añisclo. Su solicitud volvió a ser atendida, y Adena y su presidente, Carlos de Borbón y Borbón Dos Sicilias, comparecieron en la información.

El prestigio y el poder de convicción de Félix también jugaron un papel muy importante en la protección de la laguna de Gallocanta. En 1978, un consejero de Agricultura de la DGA propuso desecar este paraje natural único en Europa para poner en riego unas 1.000 hectáreas de regadío.

 

La protección de Gallocanta

Por entonces los grupos naturalistas ya habían empezado a dialogar con las administraciones para crear alguna figura de protección en la laguna, y en ese contexto el Ayuntamiento de Daroca decidió organizar unas jornadas científico-culturales sobre Gallocanta. Aragüés y el propio Consistorio invitaron a Félix a la cita, y el amigo de los lobos volvió a no defraudarles.

"El día que Félix llegó a Daroca la calle principal estaba abarrotada de gente llegada de todos sitios -rememora el 'abuelo'-. Dio una charla en el cine y lo llenó a rebosar, y al acabar los asistentes le dieron uno de los mayores aplausos que haya oído jamás. Le gritaban: 'Félix, ¡viva la madre que te parió".

Al día siguiente Félix visitó la laguna de Gallocanta. "No la conocía y se quedó enamorado -cuenta su anfitrión-. De madrugada habíamos colocado algunos cepos-malla y tuvo la oportunidad de trampear varios interesantes rodeado de vecinos, políticos, amigos...".

Ya por la tarde, tuvo lugar una "decisiva" mesa redonda que reunió a 18 ponentes y en la que Félix, aunque estuvo callado al principio, tuvo una "brillante" intervención en la que subrayó el valor natural de la laguna y pidió que el debate no se politizara. Sus palabras fueron un acicate para los que hablaron después defendiendo las posiciones conservacionistas, y al acabar el acto se decidió crear un grupo de trabajo.

Su último rodaje

"Aquellos días también sirvieron para hablar con Félix y diseñar la grabación de ocho capítulos de 'El hombre y la Tierra' en Aragón", destaca además Aragüés.

Los rodajes comenzaron en agosto de 1979. Antonio Herranz preparó un escondite especial en el Saso de Belchite, y allí grabó Félix las gangas y las ortegas. "Fueron de las últimas imágenes que tomó en España -destaca Aragüés-. Luego tuvo que parar hasta que TVE le aprobase los nuevos presupuestos y se fue a Alaska". Allí encontró la muerte, y eso le impidió seguir grabando en la estepa, en La Alfranca y en Gallocanta.