BIENES RELIGIOSOS

La DGA entra en el Museo de Lérida para catalogar los bienes sacros retenidos

Técnicos del departamento de Cultura trabajan desde hace meses en el centro ilerdense para proteger las piezas.

Bienes religiosos en el Museo de Lérida
La DGA entra en el Museo de Lérida para catalogar los bienes sacros retenidos
J.C.A.

Técnicos de patrimonio del Gobierno de Aragón trabajan desde hace meses en el Museo Diocesano y Comarcal de Lérida para elaborar un completo catálogo de todas las obras de arte sacro que proceden de las parroquias altoaragonesas y que se encuentran en este centro. El objetivo de estas labores es ajustar el nivel de protección de cada una de las piezas que se estudian en función de su relevancia, un paso más en la estrategia del Ejecutivo por recuperar el arte emigrado.

Según explicaron fuentes del departamento de Educación, Cultura y Deporte de la DGA, los especialistas a los que se ha encomendado esta tarea se encargan de "hacer un estudio en profundidad de cada una de estas piezas", es decir, se fotografían, se miden, y se datan, entre otras labores.

Este proceso ya se ha culminado en algunas de las piezas. Es el caso, por ejemplo, del frontal de El Salvador de la colegiata de Berbegal. Cabe recordar que la Dirección General de Patrimonio Cultural incoó el procedimiento preceptivo para declararlo Bien de Interés Cultural (BIC) hace un año, y el Consejo de Gobierno aprobó la declaración el pasado mes de enero, apenas unos días después de que el entonces obispo de Huesca y hoy administrador apostólico, Jesús Sanz, urgiera a su homólogo de Lérida, Joan Piris, a hacer todas las gestiones necesarias, como depositario, para la vuelta a sus parroquias de origen tanto de esta obra como de otras dos: la tabla de San Pedro y la Crucifixión de Peralta de Alcofea y la portada de la antigua iglesia del núcleo de El Tormillo.

El Gobierno de Aragón concedió así el máximo grado de protección legal a la citada pieza -una de las 15 aproximadamente de procedencia oscense que forma parte de la colección permanente del Museo de Lérida-, que se otorga a "los bienes muebles más relevantes del Patrimonio Cultural Aragonés". Mientras, para la tabla de Peralta y la portada del citado núcleo de este mismo municipio se inició también hace ahora un año su inclusión en el Inventario del Patrimonio Cultural Aragonés, el nivel más bajo. El grado intermedio corresponde a los Bienes Catalogados.

En ningún caso se rebajará

Tras concluir estos primeros estudios, los técnicos de la DGA continúan ahora la exhaustiva "revisión" del resto de más de cien obras que se custodian en Lérida. Con esta metodología, lo que se pretende es, según explicaron ayer fuentes del departamento de Cultura, "ajustar el nivel de protección de cada una de las obras en función de los resultados y concederles un mayor nivel si se considera oportuno". No obstante, aclararon que en ningún caso los informes que se están realizando supondrán una "rebaja" en el estatus actual de los distintos bienes a examen.

No obstante, las citadas fuentes no pudieron precisar ayer en qué punto se encuentran las labores de catalogación ni hasta cuándo está previsto que se prolonguen, y desde el Museo de Lérida tampoco aportaron ningún dato.

Quizá por el enorme retraso que acumula el regreso de los 112 bienes que pertenecen al obispado de Barbastro-Monzón y que reclama a Cataluña desde hace más de una década -constituyen el grueso del patrimonio aragoneses que allí se custodia-, el Ejecutivo autonómico ha decidido no esperar más para poner en marcha este proceso. En este sentido, cabe recordar que hace casi dos años, la consejera de Cultura, María Victoria Broto, declaró que, una vez de vuelta, "lo primero" que habría que hacer con estas obras era "un trabajo de catalogación para conocer cómo se encuentran y luego exponerlas". "Todo está organizado y cuando lleguen pasaremos a la fase de catalogación", insistió entonces.

En todo caso, se trata de un procedimiento fundamental para garantizar la máxima protección de las obras en Aragón, puesto que hasta ahora el único paso que se había dado era la apertura, en 1999, del expediente para la inclusión de las piezas de Barbastro-Monzón en el Inventario del Patrimonio Cultural Aragonés, "considerando -decía la resolución- que ello sería beneficioso de cara a su futuro retorno". Este movimiento se produjo al tiempo que Cataluña anunciaba la catalogación de las mismas obras.