CIENCIA E HISTORIA

Identifican ADN en los restos humanos de San Juan de la Peña

El proyecto está impulsado por el Departamento de Cultura del Gobierno de Aragón y, desde allí, está coordinado por la antropóloga Belén Gimeno.

El estudio de los huesos puede estar concluido dentro de un año.
Identifican ADN en los restos humanos de San Juan de la Peña
JOSé MIGUEL MARCO

El equipo de investigación que trabaja desde hace un par de años en el proyecto Estudio Antropológico y Genético de los Reyes de Aragón ha identificado ya restos de ADN en los huesos que se conservaban en el Panteón Real de San Juan de la Peña. Esta es la conclusión que puede sacarse de las palabras de los responsables del trabajo que, como viene ya siendo habitual, se manifiestan siempre con la máxima cautela.

La antropóloga Belén Gimeno, que coordina la investigación desde el Departamento de Cultura del Gobierno de Aragón, asegura, significativamente: "El proyecto está vivo, muy vivo, aunque todavía no hayamos presentado los resultados. Ha habido muchas dificultades, y ya erámos conscientes de que tendríamos que enfrentar numerosos problemas, porque encontrar ADN tan antiguo era muy complicado". De sus palabras se deduce que se han superado esas dificultades, aunque no si se ha conseguido aislar la huella genética completa o parcial de uno o varios individuos. En cualquier caso, lo que se ha conseguido permite avanzar en la investigación: "Sí, se está trabajando en establecer las relaciones de parentesco entre los restos de que disponemos", reconoce Belén Gimeno.

El año pasado se supo que el equipo había logrado identificar restos de ADN de Sancha, Urraca y Teresa, las hijas de Ramiro I, cuyas osamentas descansaban en el convento de las Benedictinas de Jaca. La siguiente etapa en el recorrido era identificar el ADN de los reyes Alfonso I y Ramiro II, que estaban en San Pedro el Viejo de Huesca, una de las claves para acometer el 'puzzle' de San Juan de la Peña.

El reto se planteaba extremadamente difícil, por la antigüedad y el grado de deterioro de los vestigios conservados. Y, al parecer, de momento no se ha podido lograr. El estudio de los cuerpos que se atribuyen a Alfonso I el Batallador y Ramiro II el Monje no está, ni mucho menos, concluido. Pero ya se han tomado las muestras y los datos necesarios para desarrollarlo. Por eso se ha decidido la reinhumación. En junio de 2008, los antropólogos José Ignacio Lorenzo y Belén Gimeno extrajeron los huesos de sus sepulcros en la capilla de San Bartolomé. La principal sorpresa que se llevaron fue que las urnas de metacrilato en las que se encerraron en 1985 tras ser objeto de estudio no habían servido para aislarlos del todo de la humedad.

Los primeros resultados, dentro de un año

"En el 85 la investigación genética no tenía, ni mucho menos, el desarrollo que tiene hoy en día. Y aunque los estudios que se hicieron entonces permanecen vigentes, lo que está claro es que la genética, hoy, puede darnos mucha y muy valiosa información, que entonces era casi impensable. Ahora no solo hemos tomado las muestras que necesitábamos para nuestros análisis, sino que hemos guardado también material para que no sea necesario exhumarlos de nuevo para hacer nuevos estudios, si en algún momento se cree preciso realizarlos", asegura Belén Gimeno. La reinhumación tendrá lugar durante un acto solemne en la segunda mitad de mayo.

El proyecto de investigación, en el que se llevan invertidos 600.000 euros -menos de lo que destina Cataluña al estudio de un solo cuerpo, el de Pedro III-, está costeado a partes iguales por el Gobierno de Aragón e Ibercaja. "En principio pensamos que las primeras conclusiones podrían estar concluidas a finales de este año o principios del que viene -señala Jaime Vicente, director general de Patrimonio-, pero es una investigación compleja, minuciosa, y posiblemente acabaremos prorrogando el trabajo un año más. Las pruebas de ADN han dado positivo y se están empezando a establecer los lazos de parentesco. El equipo de investigación está siendo muy cauteloso, y es lógico que sea así. Pero hay resultados positivos y esperanzadores. Para nosotros es muy importante saber todo lo posible sobre la familia más importante de la historia de Aragón. Y con este proyecto vamos a tener información valiosa".

Buena prueba de las dificultades a las que se enfrentan los investigadores la da un dato: cuando hoy se le pasa una torunda por la lengua a una persona se consigue aproximadamente un gramo de ADN. Con los restos de los reyes de Aragón se habla de picogramos (un picogramo es la billonésima parte de un gramo). El paso del tiempo reduce las posibilidades de encontrar ADN, y además los restos a menudo han sufrido traslados y no han estado en condiciones óptimas de conservación.

Aunque los análisis genéticos son la clave para muchas cosas, el equipo está realizando todo tipo de estudios (históricos, antropológicos, radiológicos, de carbono 14, de isótopos...). Los distintos especialistas trabajan en vías independientes para evitar cualquier mínima influencia entre sí, y antes de intervenir o tomar muestras en cada hueso se estudia detalladamente el modo menos agresivo de hacerlo. El trabajo, así, va a marcar un estándar en la comunidad científica internacional. "Esto es una mina, un filón que no se va a acabar nunca -señala el médico forense y neurocirujano José Aso-. Lo importante es recoger todos los datos posibles. Hoy los analizamos de una manera, y quizá mañana de otra".

Un equipo multidisciplinar

El proyecto está impulsado por el Departamento de Cultura del Gobierno de Aragón y, desde allí, está coordinado por la antropóloga Belén Gimeno. La profesora Begoña Martínez Jarreta es la coordinadora científica del proyecto de investigación, e investigadora principal del equipo, en el que participan varios especialistas antropólogos, forenses y genetistas: los doctores José Ignacio Lorenzo, Yolanda Casalod, Blanca Bell e Inmaculada Almuzara, así como Miriam Baeta, Carolina Núñez, Cecilia Sosa y Miguel Bolea. Además, participan el profesor Robert Hedges, catedrático de Arqueología de la Universidad de Oxford, y miembros del Servicio de Anatomía Patológica del Hospital Miguel Servet. Un papel clave está desempeñando la MAZ, con especialistas como Javier Pons, jefe del Servicio de Radiología del hospital, o el citado José Aso. Los últimos en incorporarse al equipo han sido los especialistas de la empresa ICE, con Julio Luzán al frente, que están trabajando ya en la reconstrucción fisiognómica de Alfonso I y Ramiro II.