Cuatro nuevas comunidades de regantes se suman a la lucha contra el mejillón cebra

La plaga se extiende por las redes del Canal de Monegros, mientras el del Cinca se mantiene libre de la afección.

Dos técnicos de la comunidad de Almudévar durante la inyección de peróxido de hidrógeno.
Cuatro nuevas comunidades de regantes se suman a la lucha contra el mejillón cebra
Heraldo

A lo largo de este mes de noviembre, un total de once comunidades de regantes dependientes del Canal de Monegros, cuatro más que el pasado año, están aplicando tratamientos químicos contra las poblaciones de mejillón cebra, lo que permitirá controlar la proliferación de estos ejemplares, que amenazan con obstruir infraestructuras y tuberías de riego. De hecho, los primeros tratamientos químicos fueron aplicados la pasada primavera y los resultados "fueron satisfactorios".


Así lo asegura el coordinador de Abastecimientos y Medio Ambiente de Riegos del Alto Aragón, Tomás Montesa, que insiste en la necesidad de "seguir acumulando experiencia" con el fin de conseguir la mayor efectividad posible. Actualmente, están infectadas la totalidad de las comunidades abastecidas por el Canal de Monegros. Mientras, el Canal del Cinca, que cuenta con varios testigos para una pronta detección, se mantiene libre de esta plaga.


A priori, la temprana aplicación de los tratamientos debería minimizar las afecciones durante la próxima campaña. Además, los bajos niveles del embalse de La Sotonera, que cuenta con una alta presencia de moluscos, "está favoreciendo la eliminación de un gran número de ejemplares, que han quedado por encima de la superficie del agua y que mueren al permanecer en seco", puntualiza.


De las once comunidades, algunas de ellas, que coinciden con las situadas más al sur de Los Monegros, parecen presentar una afección mínima, si bien es recomendable intervenir con el fin de "controlar a tiempo la presencia de mejillón cebra", explica Montesa.


En este último caso, estarían las cuatro comunidades que han optado por unirse a la aplicación de los tratamientos: La Sabina (Sariñena y Pallaruelo de Monegros), San Miguel (Valfarta), Montesnegros (Bujaraloz) y Candasnos. A ellas, se suman las comunidades del Sector XI, Lalueza, Sector VII, Collarada 2ª, Sodeto-Alberuela, Sector VIII y Almudévar, en las que ha sido observada una mayor presencia de mejillón cebra y que ya han sido objeto de un primer tratamiento. En total, las once comunidades alcanzan más de 36.500 hectáreas.


Una inversión de 110.000 euros


La aplicación de los diferentes tratamientos supondrá una inversión conjunta de 110.000 euros, que será asumida por los propios regantes. En concreto, deberán aportar de 3 a 4 euros por hectárea. Aunque el problema fue generado por una actividad de ocio como la pesca, la presencia de mejillón cebra se ha extendido por las masas de agua y tras alcanzar las parcelas, la responsabilidad del tratamiento recae en las comunidades de regantes, que cuentan con el apoyo y asesoramiento de Riegos del Alto Aragón y la Confederación Hidrográfica del Ebro.


Además del coste, las comunidades deberán hacer frente a los problemas de gestión derivados de la presencia del mejillón cebra, entre ellos el colapso de los sistemas de filtrado, la pérdida de presión por acumulación de cáscaras, la obturación de aspersores, así como la necesidad de incrementar la vigilancia durante la época de riego.


En la mayoría de los casos, las poblaciones están siendo tratadas con peróxido de hidrógeno. No obstante, existen algunas excepciones. La comunidad de regantes del Sector VII está tratando con hipoclorito sódico e, incluso, se están llevando a cabo algunas pruebas con dióxido de hidrógeno.


Los tratamientos únicamente permiten controlar las poblaciones de mejillón cebra y en ningún caso, consiguen su eliminación total, lo que "nos obliga a aprender a convivir con esta plaga", señala Montesa. A priori, un único tratamiento por campaña parece suficiente. Para su aplicación, se elige la primavera o el otoño, ya que el bivalvo se encuentra en periodo de reproducción, lo que permite eliminar un gran número de larvas y, de este modo, controlar su proliferación.