Muere un matrimonio de hortelanos por inhalación de gas en su finca de Barbastro

Un vecino vio los cadáveres por la ventana de la casa, a la que se acercó al extrañarse de que llevaran tres días sin mover el coche.
La pareja era muy conocida en la ciudad por su puesto en el mercado

La Guardia Civil precintó la entrada a la finca en la que fueron localizados los cadáveres.
Muere un matrimonio de hortelanos por inhalación de gas en su finca de Barbastro
José Luis Pano

Los cadáveres del matrimonio formado por Joaquín Valero Coronas, de 64 años de edad, y Rosenda Castillo Martín, de 57 años, fueron encontrados en su finca rústica de la huerta de San Marcos, en las afueras de Barbastro, la noche del miércoles, aunque llevaban muertos desde el lunes. Según la investigación, todo parece indicar que la causa del fallecimiento de esta pareja, que no tenía descendencia, fue la inhalación de gas, ya que el mando de la cocinilla estaba abierto.


La familia y personas más allegadas conocieron el triste desenlace a última hora del miércoles. El luctuoso suceso conmocionó a muchos vecinos de Barbastro, ya que se trata de un matrimonio muy conocido por su actividad: la pareja colocaba un puesto de venta ambulante en la plaza del Mercado, manteniendo así una tradición hortelana de siglos en la capital del Somontano. 


La muerte les sorprendió en su casa el lunes 29 de septiembre en la finca La Maison, en la zona de huertas regadas por la acequia de San Marcos, entre Castillazuelo y Barbastro. La causa de su muerte, según fuentes de la investigación, fue la inhalación de monóxido de carbono como consecuencia de un supuesto accidente doméstico. Al parecer el paso del gas se encontraba abierto y pudo provocar la asfixia de la pareja, que fueron hallados en su dormitorio. La mujer se encontraba sobre la cama y el hombre en el suelo, ambos desnudos y sin rasgos de violencia, según fuentes de la investigación.Tres días sin mover el coche

Un vecino hortelano de origen marroquí, Abderrahim Dinari, fue el que dio la voz de alerta a las fuerzas de seguridad. "Llevaban tres días sin mover el coche y fui a ver si estaban bien. La puerta estaba cerrada con candado y salté la valla y al llegar a su casa, les grité. Luego vi desde la ventana los cuerpos sin vida", describía este hombre que mantenía una estrecha relación con el matrimonio.


Enseguida dio parte a la Policía Local y a la Guardia Civil que, a las 20.00 del miércoles, se personaron en la finca y la acordonaron. También acudió la policía judicial, un médico forense, una ambulancia y efectivos del cuerpo de bomberos del parque de protección civil del Somontano.


El levantamiento de los cadáveres se produjo a las 22.15 y se condujeron al tanatorio de la Funeraria Valle en Barbastro donde ayer tarde el forense realizaba la autopsia para esclarecer las causas de la muerte. Los familiares conocerán hoy en el juzgado los resultados.


La conducción de los cadáveres al cementerio y funeral se celebrará hoy a las 16.30 en la catedral de la Asunción de Barbastro. 


Hasta el tanatorio se acercaron ayer los familiares, amigos y clientes para arropar a una familia desconsolada que no se explicaba lo ocurrido. Las numerosas personas que acudieron hasta allí para darles el pésame destacaban la simpatía y la bondad de este matrimonio. El hombre, Joaquín, padecía del corazón y llevaba un marcapasos, pero a pesar de ello siempre mostraba su buen carácter desde el puesto de verduras que tenía en la plaza del Mercado, igual que su compañera Rosenda.


Ambos pasaban el verano en la finca en la que fueron localizados muertos. Allí cuidaban de un modesto rebaño de ovejas y otros animales como gallinas y perros. Además, cultivaban hortalizas y verduras que vendían en la plaza del Mercado. Algunas de ellas tan espléndidas que se exponían en la Muestra de Frutas y Hortalizas que se celebra el Ayuntamiento en el marco de la feria de Ferma, y donde obtenían siempre algún reconocimiento. En esta pasada muestra también estuvieron presentes y se llevaron un galardón. Sorpresa entre los vecinos

El escape de gas no provocó ningún daño material en la vivienda por lo que ninguno de los vecinos de las huertas lindantes se percató del siniestro. "Ha sido una sorpresa muy grande. Tenía mucha amistad con Joaquín. Él venía a mi huerta y me traía la paja, pero en su casa nunca he estado. Había mucha relación, pero cada uno iba a lo suyo cuando estábamos en la huerta", explicaba Manuel Calvo, vecino de huerta, visiblemente afectado ayer por la noticia. "Eran muy trabajadores y muy prudentes –añadía–, nunca faltaban a nadie. Yo me he puesto muy nervioso al enterarme". Calvo es además presidente de la asociación de Amigos de la Plaza de Toros, donde trabajó el fallecido durante muchos años como barrendero del coso taurino. 


Su panadera y también vecina de huerta, Ana Sánchez, definía a los fallecidos como "una gente muy agradable. A mí su muerte me ha afectado porque venían habitualmente a por el pan para ellos y pan seco para los animales. Era una gente y una familia muy conocida en Barbastro".


A medida que transcurría la mañana, la noticia se plasmó en esquelas repartidas por la ciudad en torno a las cuales se generaron corrillos de vecinos que lamentaban tan desgraciado suceso. "Antes he pasado por la plaza y no los he visto en su puesto habitual. Tanto Rosa como Joaquín eran muy queridos, se dormirían y allí se quedaron muertos", especulaban otras vecinas.