Guillermo Fatás analiza la figura de Augusto

El catedrático de Historia Antigua inauguró las actividades de la Universidad de la Experiencia en el campus de Huesca

Guillermo Fatás y, a su derecha, José Domingo Dueñas.
Guillermo Fatás analiza la figura de Augusto
Javier Blasco

"Los aragoneses deberíamos sentirnos copartícipes en una herencia en la que participa medio mundo", aseguró Guillermo Fatas, catedrático de Hisotria Antigua de la Universidad de Zaragoza y flamante premio HERALDO de Periodismo en la inauguración de las actividades públicas de la Universidad de la Experiencia en el campus de Huesca. 


‘Caesar Augusto: El hombre y el nombre’ era el título de la conferencia en la que Fatás abordó la significación del nombre del primer emperador romano, que nació llamándose Cayo Octavio y que murió como Imperator Caesar Augustus. Según explicó el doctor en Filosofía y Letras y catedrático ningún romano se había llamado nunca así. "Consiguió llevar la paz a Roma después de tres generaciones sin conocerla por guerras civiles, el Senado de Roma, formado por los fundadores de la ciudad, decide que aquella persona era especial, que no era como el común de los mortales y que eso había que manifestarlo de forma oficial", apostilló.


Guillermo Fatás destacó que nadie en la historia de Roma, que por aquel entonces ya tenía más de siete siglos, había sido llamado de esa forma". "En latín, augustas son las cosas consagradas por la religión, las cosas que pertenecen a los dioses, y creen ver en él una personalidad sobrenatural y así lo declaran", resaltó.


La charla se programó con motivo del bimilenario de la muerte de Augusto, cuya huella sigue vigente. Fatás recordó que en su gobierno, que duró unos 40 años, dejó Roma transformada en una extensión que va desde el Sáhara hasta el Mar del Norte y desde el atlántico hasta el Eufrates, donde hay 70 ciudades fundadas por él. Asimismo, señaló que dio a Huesca la categoría de municipio romano, como a Tarazona y Calatayud y "fundó Cesar Augusta con legionarios traídos de Italia".


Augusto gobernó en paz y creó un mundo que marcó la frontera "entre los pueblos que hablamos lenguas latinas y los que no" y trazó una senda que siguieron sus sucesores y que pervive en Occidente 2.000 años después.