Un día cualquiera de un templario

El castillo vive este fin de semana un viaje al año 1175 con la recreación de la vida cotidiana de la orden, a través de 26 hermanos que se han encerrado durante 50 horas, vistiendo y comiendo como en el pasado.

Un momento de la ceremonia celebrada en el castillo.
Los caballeros templarios regresan al castillo de Monzón
JOSé LUIS PANO

Una lección de historia sobre la Orden del Temple. Esto es lo que reciben las miles de personas que este fin de semana acuden al castillo de Monzón gracias a la recreación que han organizado desde la tarde del viernes grupos de aficionados a la historia. Los visitantes que han pasado por la fortaleza pudieron descubrir cómo era la vida cotidiana de 26 ‘fares’, hermanos del Temple, que de forma fidedigna y con gran rigor histórico mostraron lo que pudo ser el día a día dentro del castillo cabecera de la encomienda templaria de Monzón en el año 1.175.


El acontecimiento es único en España, ya que por primera vez ese número de personas se encierran en un edificio catalogado como bien patrimonial para recrear durante 50 horas la vida de la orden de caballería que tanto interés despierta y que fascina por su halo de misterio.


Ceremonias litúrgicas en latín en la capilla de san Nicolás, cenas y comidas en el refectorio, las guardias nocturnas, los oficios de las horas prima, tercia, sexta, nona y las vísperas, bajo una vela que marca el paso del tiempo cómo único reloj, el entrenamiento de los ‘frares’ o la admisión en la orden de un nuevo novicio. Todo según el estricto reglamento de los templarios. Unos, los caballeros nobles, vestidos de blanco; y otros, de origen plebeyo, de negro, acorde al rango de sargento.

Sopa de nabos y codornices

Incluso las comidas estaban inspiradas en la época: sopa de nabos y puerros, pescados el viernes al ser cuaresma, y el sábado un mejor festín a base de codornices y pollo, guisados con leña recogida por los propios templarios y llevada a lomo de los burros que ayer llamaban la atención de los más pequeños. Y como bebida, vinos –los templarios tenían fama de buenos bebedores- y un caldo elaborado con especias como la canela, miel y vino traído de la Cerdeña aragonesa.


Este montaje corre a cargo de algunos miembros del grupo de teatro Trotamundos del Cinca Medio y las asociaciones recreacionistas Heroes Legendarios y Medievalia. El responsable de esta última y uno de los coordinadores, Dario Español, destacaba la labor de documentación que han llevado a cabo para poner en escena ‘Encomienda templaria de Monzón. Año 1175’. «La idea es democratizar el patrimonio. Decirle a la gente lo que tenemos aquí, quiénes eran los templarios, qué hacían y que cada uno saque sus conclusiones. Muchas veces nos quejamos de que nos roban el patrimonio pero si lo damos a conocer de alguna manera iremos por el buen camino. Este encierro es como un ‘Gran Hermano’ histórico para dar a conocer cómo era la vida de los templarios».

La respuesta de público ha sido una sorpresa ya que en la noche y madrugada del viernes acudieron muchas personas, sobre todo jóvenes, a ver los actos litúrgicos. Ayer continuó el rosario de gente la que visitó el castillo, con una mayor afluencia, especialmente por la tarde.


Los visitantes no solamente llegaron de localidades del entorno si no que la oficia de Turismo había recibido llamadas de varios rincones del país, como Cataluña, País Vasco, Andalucía, Valencia o Madrid. El concejal de Turismo, Jesús Guerrero, -convertido en sargento-, calificó como «un éxito» esta representación, previa al Homenaje de Montrodon que se celebrará en mayo. Las recreaciones continuarán hoy hasta las 17.00, cuando se pone fin a este viaje al pasado.