Las pinturas en el ábside de Santa María de Gavín se han convertido en algo cotidiano para los habitantes de Sabiñánigo. Desde hace mucho tiempo, tanto el Ayuntamiento de la localidad como la Asociación Amigos de Serrablo han intentado por todos los medios evitar estas pinturas, limpiando una y otra vez los desperfectos ocasionados por los vándalos. La última ocurrió hace menos de una semana, cuando hacía unos 15 días que se había limpiado la zona.

“El pasado mes descubrimos al grupo de jóvenes que se dedicaban a hacer estas pintadas en el ábside de Gavín, el Ayuntamiento habló con los padres, se disculparon y arreglaron los desperfectos, pero a los pocos días, otra vez volvemos a tener la zona con pintadas”, explica Alfredo Gavín, miembro de la Asociación Amigos de Serrablo y director del Museo del Dibujo Julio Gavín-Castillo de Larrés.

Gavín subraya que no creen que esta nueva actuación tenga relación con aquellas personas que estuvieron pintando el ábside en meses anteriores. “Puede que sea otros grupo de adolescentes, que como lo tuvieron que borrar, decidan hacer 'la gracia'”, considera.

Debido a la repetición de estos actos, el Ayuntamiento está estudiando la posibilidad de poner un sistema de vigilancia en la zona. "De este modo, si alguien vuelve a hacer alguna pintada después de que se vuelva a limpiar, sabremos con certeza quién es", detalla Pilar Piedrafita, técnico de promoción del Consistorio de Sabiñánigo y presidenta de la Asociación Amigos de Serrablo. 

Al mismo tiempo explica que la empresa de limpieza ya está avisada y que en las próximas semanas se volverá a adecuar el ábside. "Es una pena porque por mucho que las técnicas hayan mejorado, cada vez que se limpia, se va dañando la estructura, aunque sea de manera mínima", subraya. 

Este ábside pertenecía a la antigua iglesia de Santa María que fue edificada en el siglo XI. A consecuencia de los combates librados en la zona durante la Guerra Civil, la construcción quedó parcialmente destruida y no fue hasta los años 70 cuando la Asociación Amigos de Serrablo recuperó los restos de este ábside y los reconstruyó en el parque municipal de Sabiñánigo.

“Esta es la historia que los jóvenes de hoy en día no conocen y por la que no respetan esta parte de la iglesia que todavía se conserva”, relata Gavín. En su opinión, esta falta de conocimiento sobre el patrimonio y la historia del lugar provoca que los adolescentes del municipio no sepan valorar lo que ellos ven como “una simples piedras” y consideran que pueden pintarlas como cualquier fachada abandonada.

Aprender a respetar

Para intentar evitarlo, el pasado año realizaron unas jornadas en coordinación con los institutos. “Coincidiendo con la semana dedicada al patrimonio, celebramos los 1.000 años de Serrablo”, explica Gavín. En ese momento, se dieron cuenta de que se habían "perdido por el camino" y que Serrablo se había convertido “en un dinosaurio que los jóvenes no conocen”.

Así, la Asociación Amigos de Serrablo llevó a cabo una conferencia -en coordinación con el Consistorio- para acercar estas historias a los adolescentes. “Quisimos que conocieran a Serrablo a través de sus apellidos, ya que todos los habitantes de la zona tienen apellidos de municipios y gente histórica del lugar”, sostiene. Al mismo tiempo recalca que tuvo más éxito del esperado y “que los jóvenes se mostraron muy interesados ya que se hizo de manera amena y divertida”.

La idea es continuar con colaboraciones de este tipo con los institutos para intentar que los adolescentes aprendan a respetar las ruinas del ábside. “Los adultos somos los responsables de comunicar, así que debemos volver a educarles para explicarles qué valor tienen ciertas cosas”, subraya.