Se buscan voluntarios para reconstruir la ermita de Grañén

El proyecto, que espera contar con mano de obra vecinal, tiene un coste de 180.000 euros y de momento, los vecinos han recaudado 23.000.

Representantes de la junta gestora observan las ruinas de la ermita de San Julián.
Se buscan voluntarios para reconstruir la ermita de Grañén
Patricia Puértolas Alegre.

La localidad de Grañén necesita voluntarios para llevar a cabo la reconstrucción de la ermita de San Julián. Actualmente, solo se conservan algunas ruinas, después de que fuera derruida hace más de una década tras desprenderse parte de la cubierta.


La junta gestora del proyecto, que está formada por representantes del Ayuntamiento, la parroquia y varios colectivos locales, han comenzado a repartir una serie de hojas de inscripción por distintos establecimientos del municipio con el fin de captar el apoyo de la población. El objetivo es levantar el templo con el esfuerzo de los vecinos.


De forma reciente, se han puesto en marcha los primeros trabajos de reconstrucción, que han contado con la colaboración desinteresada de empresas y albañiles locales así como de otras personas a título individual. En total, las obras están presupuestadas en 180.000 euros y de momento, la junta gestora cuenta con unos 23.000, que proceden de la venta de Lotería de Navidad así como de donaciones particulares.


En la última reunión, que tuvo lugar este jueves en el salón de actos municipal, surgieron nuevas ideas para recaudar fondos, entre ellas, activar una línea de crowdfunding o mecenazgo así como crear camisetas solidarias. El alcalde del municipio, Carlos Sampéiz, se muestra «satisfecho» con la marcha del proyecto y ante todo, cree que lo más importante es que los vecinos «sientan esta iniciativa como suya, lo que garantizará su implicación».


Las obras han comenzado con la excavación de los cimientos y de forma posterior, continuarán con el hormigonado de la estructura y la consolidación de la sacristía. El proyecto de reconstrucción, que ha sido redactado de forma altruista por un arquitecto monegrino, es fiel a la estructura y características del templo original, que sufrió su última gran remodelación entre finales del siglo XVIII y principios del XIX. En aquel entonces, los vecinos se volcaron y ahora, los promotores del proyecto esperan que la historia se repita.