Religión

Religiosos y laicos mantienen vivo el culto donde no hay cura

Atender a toda la población, también a la de pueblos pequeños casi deshabitados del Pirineo, es el objetivo de las diócesis del Alto Aragón.

Atender a toda la población, también a aquella que reside en pueblos pequeños, casi deshabitados del Pirineo, es el objetivo de las diócesis del Alto Aragón que cuentan con religiosos y laicos "nombrados" por el obispo para realizar la "liturgia de la palabra" ante la ausencia de sacerdotes para celebrar misa.


Son muchos los pueblos, y en ocasiones mal comunicados, a los que los sacerdotes viajan cada semana para facilitar que sus vecinos cumplan con el precepto dominicial y para atender a los enfermos y ancianos que lo necesiten.


En ocasiones llegan a celebrar hasta "cinco o seis misas", entre el sábado por la tarde -a partir de las 16.00- y el domingo, con la intención inicial de llegar a cada uno de estos municipios, poblados muchos de ellos con muy pocos habitantes. Sin embargo, no siempre es posible, dada la dispersión geográfica y la falta de vocaciones sacerdotales.


"Se hace un esfuerzo por abarcar todos los pueblos porque la gente agradece la presencia del cura, pero no llegamos a todos. Cuando no se llega, los vecinos lo que hacen es reunirse para rezar el rosario o leer lecturas del Evangelio", ha comentado el vicario general de la diócesis de Jaca.


Ante esta dificultad de celebrar misa en cada uno de los municipios, algunas diócesis como la de Jaca o la de Barbastro-Monzón cuentan con la ayuda de religiosos o laicos, nombrados por el obispo, para dirigir "liturgias de la palabra".


En la diócesis de Jaca se realiza en los pueblos del Valle de Broto donde tres religiosas dirigen la pastoral en pueblos como Fiscal, Fragen, Oto, Bergua, Buesa o Torla, entre otros.


En estos municipios, y siguiendo un calendario previsto, se alterna la celebración de la misa con el la "liturgia de la palabra", de tal forma que los vecinos conocen con antelación, ya que se informa en la puerta de la parroquia, la celebración que toca cada domingo.


La liturgia de la palabra consiste en un acto, previsto por la Iglesia también para otros momentos, en el que se realiza y se explica la lectura del Evangelio; se rezan unas peticiones y se distribuye la comunión.


No sustituye en ningún caso a una misa, porque no es un "sacramento", pero las personas que acuden a ella sí que cumplen con el "precepto dominical", ya que "no tienen más obligaciones de los que sus posibilidades ofrecen", ha señalado el vicario general de la diócesis de Tarazona, donde por ahora no se realizan.


En cambio, la diócesis de Jaca ha elaborado un plan pastoral para los próximos tres años, aprobado por el obispo, en el que se insta, en uno de sus puntos, a hacer posibles estas "celebraciones en espera de presbítero".


"Esto quiere decir que hay que extender más esta buena experiencia en nuestra diócesis, por lo que habrá que formar a seglares para que puedan prestar ese buen servicio", ha destacado.


También en la diócesis de Barbastro- Monzón hay algunas pequeñas localidades que son atendidas por religiosos y laicos, especialmente en la zona de la Alta Ribagorza.


Allí, tres religiosos de La Salle del Santuario de Nuestra Señora de Guayente colaboran con otros tres sacerdotes que dirigen la pastoral en el Valle de Benasque.


"Un hermano va a la zona oriental, es decir al entorno de Castanesa, Noades y los pueblos de la subida al túnel de Viella, como Aneto, Forcat o Estet; otro hacia el entorno del Valle de Benasque, es decir a pueblos como Chía, Villanova, Bisaurri, Gabás, y yo hacia la Ribagorza Oriental", ha apuntado.


En total, cerca de veinte pueblos que estos tres religiosos atienden, ayudados también por otros "animadores de la Comunidad cristiana", como dos matrimonios de Barbastro que colaboran en esta zona y en Aínsa.


"A todos estos pueblos se les procura una presencia cada 15 días y se hace la celebración, se reza, se lleva la comunión...", ha destacado José María Ruíz Corcueda, uno de los tres religiosos.


En la diócesis de Huesca -con 211 parroquias y 64 curas en activo-, no hay laicos encargados de esta misión pastoral, pero sí diáconos -paso previo al sacerdocio- que no pueden realizar misa todavía y que atienden a los pueblos del arciprestazgo de Monegros y del Somontano-Sobrarbe.


"Sí que ha habido seglares que han asumido esta responsabilidad en otros momentos, sobre todo en los meses de vacaciones, y hay algunos que están recibiendo formación, no especialmente para esto, pero que les podrá ayudar para ello en un futuro si hace falta", ha precisado el vicario general de la diócesis de Huesca, Nicolás López.


Por otro lado, en las otras tres diócesis de Aragón -Teruel-Albarracín, Tarazona y Zaragoza- los sacerdotes llegan a celebrar misa en todas las parroquias entre el sábado y el domingo por la tarde.


Sin embargo, dado el insuficiente número de sacerdotes y la despoblación de muchos núcleos rurales, las diócesis, especialmente las del Alto Aragón, consideran que esta práctica se extenderá en los próximos años.