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Saqués derriba el último edificio antes de iniciar la reconstrucción del pueblo

Los antiguos vecinos del núcleo expropiado en 1969 para construir el embalse de Búbal esperan a que se apruebe cuanto antes el plan especial, una vez completada la reversión.

Ayer comenzó el derribo de Casa Borrullán, un acto muy simbólico para los antiguos vecinos.
Saqués derriba el último edificio antes de iniciar la reconstrucción del pueblo
l. zamboraín

Saqués ha iniciado un camino sin retorno para que los antiguos vecinos y sus descendientes vuelvan a habitar sus casas y a pasear por sus calles. Una vez completado el proceso de reversión, hace unas semanas comenzaron los trabajos previos a la resconstrucción de este núcleo de Piedrafita de Jaca situado a orillas del embalse de Búbal, por el que fue expropiado en 1969.

 

Según explicó Inocencio Arruebo, presidente de la Asociación de Antiguos Vecinos de Saqués, después de Semana Santa se iniciaron "las obras de demolición de los elementos inestables, el desescombro y el acopio de materiales para reutilizarlos en la restauración". Es decir, las piedras de los muros derruidos "se guardan para volver a usarlas en la reconstrucción. Se utilizarán nuevos materiales pero se conservará la antigua fisonomía del pueblo, con las mismas alturas, fachadas?".

 

La demolición, comentó Arruebo, "está casi terminada, y solo falta Casa Borrullán". Se trata de un edificio que, por su altura e inclinación sobre otras propiedades contiguas, "ha exigido un proyecto independiente de seguridad que ya está redactado y aprobado por el Ayuntamiento, porque es la parte más complicada". Los trabajos comenzaron ayer y está previsto que se prolonguen durante varios días. Para el presidente del colectivo vecinal, el derribo de este inmueble está lleno de simbolismo. "Es un momento histórico", dijo.

 

En estos trabajos, que ejecuta la empresa sabiñaniguense Partuika Construcciones, se invertirán unos 36.000 euros. Además, se va a aprovechar la presencia de los operarios "para arreglar el local social, cuyo techo hay que impermeabilizar porque se estaba viniendo abajo, y consolidar alguna parte de la iglesia que se encuentra en un estado preocupante".

 

Concluida esta fase, todavía quedan varios trámites por resolver antes de que pueda iniciarse, por fin, la rehabilitación integral. Ahora, los 26 propietarios esperan que se apruebe cuanto antes el Plan Especial. La Comisión Provincial de Ordenación del Territorio aplazó su visto bueno ya que faltaba un informe aclaratorio de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), que todavía no ha sido emitido.

 

En este sentido, Inocencio Arruebo recordó que el pasado 23 de marzo se reunió, junto con el arquitecto redactor del plan, con el presidente de la Confederación Hidrográfica, Rafael Romero, con el fin de agilizar el proceso. "Fue una entrevista bastante fructífera en la que expusimos las soluciones que habíamos previsto para corregir el anterior informe desfavorable, y su acogida fue sumamente esperanzadora", relató. "Nos solicitó algunas aclaraciones complementarias -añadió- y ya las hemos presentado".

 

El resto de los organismos implicados ya han aprobado el plan, por lo que Inocencio Arruebo espera que se puedan ir "avanzando en algunos trabajos preliminares sobre los que no hay ninguna objeción, al menos sobre el papel".

 

Y es que, tras lograr la aprobación de todas las partes, habrá que elaborar, "en el plazo de un año aproximadamente", el programa de ejecución del Plan Especial. Este documento deberá incluir el plan de infraestructuras (la urbanización), que ya está preparado, y el de edificación, "que consistirá en llevar a la práctica, con el máximo detalle, ese Plan Especial".

 

Entretanto, explicó el presidente del colectivo vecinal, "tenemos que crear la junta de compensación o buscar la fórmula jurídica más idónea que nos permita la financiar el proyecto, delimitar las propiedades y establecer las cuotas de participación sobre las cargas y derechos que corresponderán a cada uno".

 

Arruebo reconoció que el aspecto económico es uno de los que más les preocupa, porque el tiempo que se alargue la rehabilitación "también depende de nosotros, porque tenemos que conseguir el dinero. Este tema lo tenemos esbozado, pero hay que concretarlo y supongo que tendremos que recurrir al sistema hipotecario". "De momento, procuramos avanzar sobre el terreno y sobre el papel", resumió.

Y mientras el pueblo de Saqués recupera poco a poco la vida, los antiguos moradores y sus allegados seguirán reuniéndose cada mes de septiembre con motivo de la fiesta patronal, en honor de San Miguel.