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Las propietarias de La Cartuja prefieren la cesión a la venta

La dificultad para fijar el precio del inmueble, declarado BIC, mantiene bloqueada la negociación con la DGA desde hace un año.

La rehabilitación de la cubierta y la torre campanario de La Cartuja de Nuestra Señora de Las Fuentes, ubicada en el municipio de Sariñena y que acusa un grave estado de deterioro, necesitaría de una inversión de 1,1 millones de euros, según un informe del departamento de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón. El estudio es simplemente valorativo y obedece a la condición de Bien de Interés Cultural (BIC) del inmueble, que obliga a los técnicos de la DGA a realizar visitas continuadas y evaluar su estado, tal y como explican fuentes de Patrimonio Cultural. Por lo tanto, cabe suponer que el estudio no llegará a materializarse. De hecho, las mismas fuentes insisten en recalcar que se trata de un inmueble de titularidad privada.


Cabe recordar que la DGA y las herederas de La Cartuja, las hermanas Bastarás, mantienen abierto un proceso de negociación, que está paralizado desde hace más de un año y que tiene como objeto el paso del inmueble a manos públicas para fomentar su rehabilitación. Ambas partes, coinciden en señalar la voluntad de llegar a un acuerdo y evitan divulgar los detalles sobre el estado de las conversaciones, ya que “se trata de un tema complejo y que requiere de discreción”, apunta Alberto Borrás, sobrino y portavoz de las propietarias. No obstante, expresa la preferencia de la familia Bastarás por la cesión en lugar de la venta, ya que considera que “sería lo más lógico ante la clara dificultad de fijar un precio”. Del mismo modo, Borrás expresa de una forma gráfica, aunque sin dar más detalles, que en la actualidad “la pelota está en el tejado de la DGA” y que en ocasiones, “les beneficia que el enclave esté en manos privadas”. Además, añade que el acuerdo debe ofrecer “unas claras garantías de conservación y ante todo, debe permitir su visita y disfrute a la población”. En este sentido, manifiesta que la familia Bastarás tiene ciertas reservas sobre la cesión sin condiciones, ya que “la experiencia anterior nos ha demostrado que cuando La Cartuja ha estado en manos de las administraciones, aunque haga ya muchos años, lejos de contribuir a su conservación, ha sido menospreciada y degradada”.


En la actualidad, La Cartuja sigue acumulando maleza y cada vez es más evidente, entre otros desperfectos, el hundimiento del chapitel de su torre campanario además de las afecciones que las filtraciones y la falta de conservación causan en las pinturas de Fray Manuel Bayeu, cuñado de Goya. Borrás asegura que la familia Bastarás “siempre” ha estado “preocupada” por el estado del enclave y que de forma “periódica” realiza actuaciones menores. Del mismo modo, advierte de que “es difícil” disponer de la solvencia económica necesaria para restaurar algunos elementos arquitectónicos o las pinturas y que además, “las actuaciones precisan de un estudio pormenorizado y tutelado desde la DGA”. “Se hace todo lo que se puede”, concluye.


Los condes de Sástago fundaron el convento en 1507. Ha sido utilizado como balneario o cuartel, y el exterior para guardar ganado. Está en manos de la familia Bastarás desde 1896.