Las Pajaritas de Acín, víctimas del conflicto independentista

La Fundación del artista ha pedido al Ayuntamiento de Barcelona frenar el vandalismo que se ha cebado en las últimas semanas con la réplica del emblemático monumento del parque de Huesca

Las Pajaritas de Acín en Barcelona han sido víctimas de pintadas de uno y otro signo político
Las Pajaritas de Acín en Barcelona han sido víctimas de pintadas de uno y otro signo político
David Airob/La Vanguardia

Partidarios y detractores de la independencia de Cataluña se han intentado apropiar de la réplica del emblemático monumento de Las Pajaritas de Ramón Acín -artista y pedagogo oscense fusilado en 1936-, que se exhiben desde hace más de 25 años en la Rambla del Clot de Barcelona, como escaparate de sus proclamas y reivindicaciones. Tras las pintadas de contenido político realizadas sobre la escultura por unos y otros grupos en las últimas semanas, la Fundación Ramón Acín se dirigió al Ayuntamiento de la capital condal, que ya ha encargado la limpieza de los grafitos.

La polémica surgió el pasado 22 de diciembre, cuando una de las dos parejas de Pajaritas amanecieron pintadas de amarillo y con un lazo del mismo color en la peana para exigir la libertad de los líderes independentistas encarcelados por su vinculación con el proceso catalán. Sin embargo, a los pocos días llegó la réplica de los grupos de signo constitucionalista y las repintaron con los colores rojo y gualda de la bandera española.

Desde la Fundación Ramón Acín quisieron que el monumento se mantuviera al margen de esta 'guerra' ideológica que lo habían convertido en "un esperpento representante de lo contrario al ideario tolerante y pacifista de su autor". Por ello, Ramón García Bragado Acín, nieto del artista y que reside en Barcelona, remitió una petición al Ayuntamiento para que se limpiaran las pintadas "y estamos muy agradecidos de que hayan tomado medidas rápidamente", subraya. Y añade, además, que su objetivo es reivindicar no solo la obra de Ramón Acín sino también su ideario, "que entra en conflicto con lo que se está viviendo en Cataluña".

Para García Bragado Acín, este monumento no tiene que tener otra lectura que la de ser un símbolo de paz universal "y de lucha contra el fascismo y la intolerancia que, además, tiene el valor de haber sobrevivido ideológicamente a su autor".

El nieto de Acín recuerda que en 1988, Huesca celebró el centenario del nacimiento de Ramón Acín con una exposición antológica en la que se catalogó por primera vez toda la obra del artista. La muestra viajó también a Barcelona, donde tuvo un gran impacto, y entre las obras había dos pajaritas del mismo tamaño que las que hay en el parque Miguel Servet de Huesca. La Diputación de Huesca regaló aquellas esculturas al Ayuntamiento de Barcelona y el Consistorio oscense, a su vez, adoptó un acuerdo para reproducir estas esculturas.

En 1991 y coincidiendo con las obras de transformación de la ciudad condal por la celebración de los Juegos Olímpicos, los vecinos del barrio del Clot pidieron al Ayuntamiento de Barcelona una escultura alegórica de la paz. Y el jefe de Urbanismo de entonces, el oscense José Antonio Acebillo, propuso las Pajaritas de Ramón Acín y finalmente se colocaron dos pares, uno en cada extremo de rambla. "Allí llevan más de 25 años y la verdad es que es una escultura muy querida y respetada", asegura Ramón García Bragado Acín.

En la peana de una de las parejas hay una inscripción con una referencia al autor, la fecha de creación (1929) y la situación original en Huesca, y en la otra está reproducida el artículo 1 de la Declaración de los Derechos Humanos.

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