Arturo Notivoli: "Me voy del Seprona con la espina clavada de no ver enla cárcel a algunos furtivos de libro"

Tras 15 años al mando del Seprona de Huesca, cambia de destino al ascender a capitán. Suma 160 operaciones en su currículo, algunas de relevancia nacional e internacional.

Arturo Notivoli (Ejea de los Caballeros, 1968), en su despacho del Seprona que va a cambiar ahora por otro nuevo en Graus.
Arturo Notivoli (Ejea de los Caballeros, 1968), en su despacho del Seprona que va a cambiar ahora por otro nuevo en Graus.
Rafael Gobantes

Arturo Notivoli dejará de ser la cara más mediática del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil de Huesca. Tras 15 años al mando, su ascenso a capitán le obliga a cambiar de destino y asumirá ahora la jefatura de la Tercera Compañía, que abarca las comarcas de Ribagorza y Sobrarbe, donde promete "echar el resto como he hecho siempre en el Seprona".

¿Con qué sensación se va?

Agridulce. Por un lado, feliz porque el traslado viene motivado por un ascenso y porque me voy con la conciencia muy tranquila. Pero también con amargor porque creo que había forjado un binomio perfecto con el Seprona. Es la especialidad que más me ha gustado siempre, es para lo que me llevo formando toda mi vida profesional y dentro del puzzle tan grande de la Guardia Civil, era la pieza donde mejor encajaba, y más en una provincia con un entorno tan privilegiado como Huesca.

Es especialista del Seprona desde 1995, solo siete años después de que se creara. ¿Ha cambiado mucho la consideración hacia el servicio desde entonces?

Mucho. Recuerdo que dentro de la propia Guardia Civil nos consideraban ‘los de los pajaritos’ porque en un cuerpo policial cuya misión fundamental es garantizar el orden y la seguridad, un grupo de personas que se dedican al tema medioambiental se veía como algo sui géneris. Pero poco a poco hemos ido obteniendo un gran reconocimiento y prestigio.

¿Hasta qué punto es necesaria la formación en este servicio?

Si no estás permanente formado, estás perdido. En el ámbito penal, tenemos un gran número de conductas consideradas delitos. Y en el administrativo, hay varios niveles también. Existe mucha normativa autonómica que cambia continuamente, además de nacional, europea y municipal. Y todo eso, rodeado de un sinfín de protocolos donde si cometes algún fallo, te echa por tierra toda una investigación.

¿Ha sacado cuentas del trabajo realizado en estos 15 años al frente del Seprona de Huesca?

El abanico de actuaciones ha sido espectacular y de hecho ha habido años que el Seprona de Huesca ha estado en el top ten a nivel nacional pese a ser una provincia con muy poca población. En total, hemos realizado 38.446 actuaciones policiales que han derivado en denuncias administrativas, 366 detenidos e imputados, y 160 operaciones, algunas de ellas con proyección nacional e internacional que han conseguido erradicar lacras como el furtivismo o la recogida masiva de setas.

¿Ya no hay furtivos?

El furtivismo tal y como me lo encontré yo aquí, ya no existe. El sarrio es una especie muy golosa y éramos receptores de cazadores de toda España que venían en redes perfectamente organizadas. Pero con dos o tres operaciones que trascendieron, ese tipo de furtivismo se ha erradicado. Hace más de cinco años no hemos detectado movimientos aunque se ha desplazado a otros lugares y especies como la cabra hispánica en Teruel o la sierra de Cazorla.

¿De qué operaciones se siente más orgulloso? 

En el tema del furtivismo hay algunas que les tengo mucho cariño como la operación Lobón, donde detuvimos a 11 furtivos y descabezamos dos organizaciones importantes de Madrid y Ciudad Real que operaban en Huesca. También la operación Lobezno contra el tráfico de especies amenazadas con 14 detenidos en todo el territorio y 30 animales recuperados entre linces, lobos ibéricos, tigres... Y la guinda fue la operación Pakito’s que permitió desarticular una red internacional de engorde ilegal de ganado en colaboración con Europol y los Carabinieri de Italia. Sobre todo porque una humilde sección del Seprona ha sido capaz de hacer operaciones de envergadura.

¿Y se marcha con muchas espinas clavadas?

Con dos. Una es un vertido de una empresa de Zaidín dedicada a la destrucción de cadáveres de animales de granja porque es uno de los típicos casos donde no siempre un buen trabajo policial acaba en una condena penal (fue absuelta de un delito contra el medio ambiente). No obstante, sigo manteniendo que en todos los años que llevo en el Seprona si lo que vi allí no es un delito ecológico, nada lo será. Y la otra es irme sin ver en prisión a algunos de los furtivos de libro que hemos detenido varias veces porque son auténticos terroristas cinegéticos.

¿Y es porque el Código Penal no castiga suficientemente estos delitos medioambientales?

Sí. Tipifica con penas demasiado leves este tipo de conductas.

¿Recuerda el caso más raro que ha investigado?

La operación Bacterio. Estábamos investigando una web que ofertaba un producto milagroso que servía para todo. Decían que si echabas dos gotas en una cáscara de huevo, le quitaba el colesterol; en el pienso de las gallinas, ponían huevos de tres yemas; en el sulfato del trigo, salían las espigas con dos cabezas. Una maravilla. Encontramos en una nave de Huesca una factoría de un producto que exportaba a más de 70 países. Pero al registrar otra nave, hallamos un aparato emisor de radiaciones ionizantes de categoría 2 (las centrales nucleares son 3) que nos dejó perplejos. Era una persona autodidacta que cuando era pastor, había leído libros de física nuclear. Al final nunca supimos para qué lo usaba ni de dónde lo sacó. Nos enteramos de que había vendido el producto a Café de Colombia y allí nos dijeron que el primer año habían duplicado la producción pero que el segundo no habían sacado ni un grano.

Este año ha habido varios fuegos provocados por el hombre. ¿Hay pirómanos en Huesca?

Hemos esclarecido tres, pero no tienen ningún nexo. Son hechos puntuales. Un pirómano es un enfermo mental que pega fuego por su trastorno. Si tuviéramos uno, estaríamos hablando de muchísimos más fuegos y con miles de hectáreas quemadas.

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