Cruz Blanca rescinde ocho contratos por la falta de subvenciones y peligran otros tantos

La entidad social efectúa despidos en Huesca, Teruel y Zaragoza por fin de obra y servicios de los programas que se han quedado sin ayudas para 2018.

Asistentes a la asamblea celebrada en el Centro Hermano Isidoro de Cruz Blanca el 22 de noviembre.
Asistentes a la asamblea celebrada en el Centro Hermano Isidoro de Cruz Blanca el 22 de noviembre.
R.G.

Los efectos del recorte en las subvenciones a Cruz Blanca a cuenta del IRPF ya han empezado. La entidad ha rescindido ocho contratos y otros tantos pueden cancelarse en los próximos días por la falta de ayudas a varios de los programas que la organización desarrolla en las tres provincias de Aragón. Es el caso de O’ Cambalache, que atiende a mujeres que ejercen la prostitución, Inserción sociolaboral, Atención a personas sin hogar y Atención a Inmigrantes.

Hace menos de un mes que Cruz Blanca dio la voz de alarma y avisó de que gran parte de su labor social podía desaparecer por la reducción de ayudas provenientes del 0,7% del IRPF. Hasta el año pasado, dichas subvenciones llegaban desde el Ministerio de Sanidad, pero tras una sentencia del Tribunal Constitucional, el modelo cambió y ahora son las comunidades autónomas las que gestionan el 80% de esos fondos. El 20% restante se seguirá distribuyendo desde Madrid.

La adjudicación provisional de ayudas a Cruz Blanca desde el Gobierno de Aragón ha reducido estas subvenciones de 1,7 millones a 300.000 euros, según denunció la entidad social. Se trabaja con la Comunidad Autónoma y el Ministerio para encontrar una solución, pero esta todavía no se ha alcanzado, lo que obliga a tomar las primeras decisiones.

Ana Laliena, Coordinadora de la Delegación de Cruz Blanca en Aragón, señaló ayer que "los plazos son los plazos". "El 15 de diciembre hay que comunicar a los trabajadores si continúan o no. Nosotros queremos cumplir la legalidad y hay contratos que no se pueden renovar porque son de obra y servicio, que finalizan con el año natural", explicó.

Desde el Gobierno de Aragón indicaron que, en lo que respecta a la parte autonómica del IRPF, "se están manteniendo contactos con la entidad y se trabaja para encontrar una solución".

Pero sin la seguridad de que estos contratos, correspondientes a programas que no se han subvencionado, vayan a tener financiación en 2018 la organización social ha determinado suspender la actividad. En la provincia de Huesca se han rescindido tres, uno de ellos es el del programa O’ Cambalache para las zonas de Barbastro, Binéfar y Monzón, que se atendrán desde el centro oscense. En Zaragoza ha habido cuatro despidos y en Teruel uno.

La coordinadora de Cruz Blanca en Aragón explicó que se están reorganizando todos los programas. "De momento, los que no tienen dotación económica se paralizan para ver qué pasa a lo largo de enero", indicó. No obstante, Laliena comentó que se intentarán cubrir "un mínimo" porque "la gente que se acerca a nuestros centros sigue teniendo la necesidad". Según dijo, las personas que se atienden a través de O’ Cambalache, por ejemplo, no acuden a los recursos públicos. "Muchas de estas mujeres están en clubes de carreteras y somos nosotros los que nos estamos acercando a ellas", indicó.

Los programas que se han quedado sin subvención dan cobertura a 4.077 personas. "Es difícil cuantificar cuántas de ellas van a quedarse sin atender porque a través de los voluntarios y los compañeros, que están dando el do de pecho, se intentará llegar a la mayor parte", explicó Laliena. "Pero no ha duda de que la proporción se reducirá considerablemente porque no se alcanzará a todas con la misma intensidad", añadió.

El supermercado social

Otro de los programas que en este momento está sin subvención es el que afecta al supermercado del centro Hermano Isidoro de Huesca, a través del cual se atiende a unas 2.000 personas. Este economato educativo, puesto en marcha en 2013, forma parte de un plan de integración sociolaboral que empieza por enseñar a las familias a consumir.La asistencia a talleres de formación para la salud o búsqueda de empleo, entre otros, conlleva la recepción de vales para comprar en esta tienda. El fin último es posibilitar un contrato de trabajo para los usuarios del servicio.

Laliena apuntó que el supermercado "es un espacio de motivación". "La cobertura de necesidades es la tranquilidad para que las familias puedan trabajar procesos de cambio y queríamos darle un valor añadido de manera que lo gestionase nuestra propia empresa de inserción para que algunas de estas personas se formaran en esa especialidad y pudieran encontrar un empleo", explicó. "Ahora, si no logramos la subvención, tenemos que cambiar el modelo.

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