Roban una piedra tallada de "gran valor espiritual" en una ermita de San Úrbez

«San Urbez, ora pro nobis». Es la inscripción en latín (San Úrbez, ruega por nosotros) que tiene tallada esta piedra cuyo origen es muy difícil de datar, aunque los expertos creen que se hizo entre los siglos XVIII y XIX. Tiene unas medidas de 40x15x10 centímetros y hasta su sustracción, estaba colocada en el altar, bajo la imagen del santo. Junto a ella también había una lata con una libreta dentro para dejar mensajes que también ha desaparecido de la ermita.
«San Urbez, ora pro nobis». Es la inscripción en latín (San Úrbez, ruega por nosotros) que tiene tallada esta piedra cuyo origen es muy difícil de datar, aunque los expertos creen que se hizo entre los siglos XVIII y XIX. Tiene unas medidas de 40x15x10 ce

La invocación a San Úrbez en tiempos de sequía es una larga tradición en la provincia de Huesca, donde este santo montañero de origen francés tiene varias ermitas dedicadas a su figura. Una de ellas está en la pardina de Saliellas (Sabiñánigo), en el valle del Guarga, donde esta semana se ha descubierto el robo de una piedra de gran valor espiritual con la inscripción ‘San Urbez ora pro nobis’ (San Úrbez, ruega por nosotros), datada entre los siglos XVIII y XIX.

Los propietarios de la ermita, la familia de Casa Juan Domingo de Cerésola, han denunciado los hechos a la Guardia Civil y ha hecho un llamamiento a través de las redes sociales para tratar de recuperar este símbolo que llevaba décadas colocado en el altar, bajo la imagen de San Úrbez, que residió allí cinco años de su vida.

La sustracción fue descubierta el pasado jueves por la hermana del propietario de la ermita, Isabel Grasa, y su marido, Antonio Palacín, mientras limpiaban el interior para preparar una romería familiar. "Al entrar no nos dimos cuenta, pero sacamos las cosas para escobar y quitar el polvo y al ponerlas otra vez en su sitio vimos que ya no estaba la piedra", recordó este sábado. Se trata de una roca de unos 40 centímetros de ancho, 15 de altura y 10 de fondo que pesa alrededor de 4 o 5 kilos.

La piedra fue descubierta en su día de forma accidental por unos críos en una cueva aneja a la actual ermita que sirvió de cobijo para pastores y su ganado. En esa misma estancia se conservan unos grabados realizados entre finales del siglo XIX y principios del XX que están protegidos como Bien de Interés Cultural.

Además de esta roca, también ha desaparecido una lata con una libreta que los propietarios de la ermita habían dejado en el altar para que los visitantes pudieran anotar sus impresiones, deseos o frases de recuerdo de su estancia. "Hay gente que deja incluso céntimos de euro dentro, pero eso no se lo llevaron", dicen extrañados.

La última vez que la vieron

Desconocen la fecha en la que se pudo producir el robo y, además, puede ser un período muy amplio ya que la última vez que vieron la piedra fue el 5 de agosto, cuando se celebró una reunión de cofrades de San Úrbez. "Siempre que hay algún evento, procuramos dejar la ermita un poco decente y recordamos al 100% que ese día sí que estaba", asegura.

Antonio Palacín admite que aunque la piedra no tiene un valor material, "fastidia que se lleven algo que cuidas y que además está abierto a todo el mundo". Y es que aunque en su día había una cerradura antigua que la gente no sabía abrir –y le pegaba directamente una patada a la puerta para entrar–, decidieron poner un pestillo sencillo de fácil manejo.

Los propietarios piden que cualquier persona que disponga de algún dato relevante sobre la piedra, lo comunique a la dirección de correo electrónico elsoldelamontana@gmail.com o a la Guardia Civil, que el próximo lunes realizará una inspección de la ermita. "Yo no tendría inconveniente en coger un cincel y un martillo y hacer una piedra similar con la misma inscripción, pero nos gustaría recuperar la original porque tiene valor espiritual", subraya Antonio Palacín.

Arturo González, que ha realizado varias investigaciones sobre la figura de San Úrbez junto a Óscar Ballarín, destaca la importancia que tiene esta ermita en la trayectoria vital del santo, que ejerció primero de mozo de pastor en Sercué, Vió y Albella hasta que la gente descubrió sus hechos milagrosos y decidió marcharse a la pardina de Saliellas, donde ya no sirvió para ninguna casa sino como eremita y cuidando el ganado. "Seguramente ya sería un lugar sagrado antes del Cristianismo porque reunía varias condiciones como la cascada de agua y la cueva", afirma.

Nocito, Añisclo y Albella

Este investigador asegura que existía una gran devoción por San Úrbez en la provincia de Huesca, donde hay otras ermitas dedicadas a este santo. Sin duda, la más relevante es la de Nocito, donde murió y se guardaron sus restos hasta que los quemaron el 17 de octubre de 1936. Hasta ella iban de romería pueblos desde Monegros al Somontano oscense o la sierra de Guara para pedir agua, "la especialidad de San Úrbez".

Junto a ella están las ermitas de Añisclo, que es muy conocida turísticamente, y la de Albella, un pequeño pueblo cercano a Jánovas, además de San Martín de la Val de Onsera, donde vivió con una comunidad de monjes y fue ordenado sacerdote.

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