Casi recuerda a una tienda de ultramarinos de antaño, pues en el mercadillo de la Asociación Contra el Cáncer de Huesca pueden encontrarse todo tipo de productos. Desde una vajilla a unos guantes de niño a juego con su bufanda, incluyendo una selecta selección de mermeladas o chocolates. La más variada oferta que cuenta además con el gran valor añadido de que todo lo recaudado con su venta irá destinado a apoyar la causa de la asociación organizadora.

Por segundo año consecutivo, el mercadillo, que permanecerá abierto hasta el próximo 12 de diciembre, se sitúa en el local de la antigua tienda de ropa Rodrigo López, ubicada en el Coso Bajo, en el número 32. Un céntrico espacio que estrenaron el pasado año, y que les hizo ganar en afluencia, además de adaptarse muy bien a las necesidades de la miscelánea de productos que ofrecen.

Todos ellos, que aumentan esta edición en cantidad, han sido donados por diferentes establecimientos de la ciudad, que un año más se han volcado con la causa, en una actitud constante incluso en los años de crisis. Esta solidaridad es canalizada gracias a la labor de los voluntarios de la asociación, que se encargan de su recogida. “Durante dos semanas antes de inaugurar el mercadillo se visitan todos los comercios y empresas que habitualmente colaboran. La mayoría ya lo hacen desde hace muchos años, por lo que suelen tener preparada su donación", explican Luisa y Marimar, dos de las más de 20 voluntarias que en estos días se ocupan del rastrillo. Desde esa recolección de las donaciones, repartiéndose la ciudad por zonas, hasta su colocación en las estanterías, así como atender a los compradores en las casi dos semanas en las que permanecerá abierto. Lo hará en horario de 9.30 a 14.00 y de 17.00 a 21.00.

Aunque abría sus puertas esta misma semana, sus beneficios en la primera jornada ya superaban los 3.000 euros, pues toda la ciudad se vuelca con esta cita solidaria, cuyo fin toca de cerca a mucha gente. “La respuesta de los establecimientos es muy grande a la hora de donar, pero también la de los compradores, que intentar aportar de esa manera todo lo que pueden”, comentan las encargadas, que explican que los productos pueden encontrarse con precios entre un 30% y un 50% por debajo de su valor original. En años anteriores se logró superar la cifra de los 15.000 euros recaudados, en la que se esperan mover también en la presente edición.

Además de comprando, muchos particulares hacen también donaciones a título personal, principalmente de ropa y juguetes, o de productos elaborados a mano, como piezas de costura o manualidades. “Nos traen las cosas al mismo rastrillo o la sede de la asociación. Es increíble la implicación de todos”, apuntan las voluntarias.

Una de las partes que más éxito tiene dentro de la oferta del rastrillo es la dedicada a la alimentación, y que suponen los únicos productos que son comprados expresamente para la cita, expuestos en la parte central de la tienda. “Se trata de productos selectos, la mayoría elaborados en la provincia o procedentes de comercios de la ciudad”. De hecho, muchos de ellos tienen ya sus 'adeptos', que cada edición llenan su despensa con turrón, queso de Radiquero o selectas mermeladas.