Rescates en el centro de la Tierra

Los equipos de montaña se preparan para afrontar las intervenciones en simas. Hay pocos accidentes en las grutas pero movilizan a muchos efectivos durante días.

Participantes en los ejercicios de entrenamiento desarrollados en Asturias.
Participantes en los ejercicios de entrenamiento desarrollados en Asturias.
Heraldo

Tres días se tardó en sacar a un espeleólogo oscense de una cueva en Escuaín por una simple luxación de hombro. En una sima de Panticosa, otro rescate en un pozo a 200 m de profundidad, movilizó a 40 especialistas, entre guardias civiles, miembros de la Federación Aragonesa de Espeleosocorro, médicos que se relevaron en la atención al herido y expertos en microvoladuras que abrieron la cavidad para pasar la camilla.

Accidentes de este tipo son escasos, pero necesitan de numerosos especialistas y pueden durar varios días. La cueva de Santa Elena, en el Parque de Ordesa, que forma parte del sistema Arañonera, con -1.170 m de desnivel, también ha sido escenario de más de un rescate; lo mismo que la del Alba, en Benasque, donde quedaron atrapados dos días unos espeleólogos porque la nieve taponó la salida. Y cuatro días tardaron en extraer el cadáver de un hombre ahogado en una galería al subir el nivel del agua en una gruta de Ordesa, una operación que empleó a medio centenar de especialistas de bomberos,  GEAS y equipos de montaña.

Para formarse en misiones tan específicas, socorristas de los grupos de rescate de la Guardia Civil de Boltaña, Benasque, Jaca y Huesca, además de personal de la Escuela de Montaña de Candanchú y de la Unidad Especial de la Jefatura con base en Jaca, participaron hace unos días en Asturias en unas jornadas de entrenamiento en salvamentos a grandes profundidades.

Allí estuvo Daniel Asenjo, del Greim de Boltaña. "En Aragón, en la primera quincena de agosto, cuando se concentran casi todas las exploraciones en el Pirineo, puede haber 400 o 500 personas en Cotiella, Ordesa, Escuaín, Arañonera o Lecherines a profundidades de 500 a 1.300 metros", explica. Dice que afortunadamente no hay muchos accidentes porque los espeleólogos están muy concienciados. "Los que se mueven en la disciplina de exploración tienen mucha experiencia, hacen cursos con sus federaciones y no son iniciados. Además, cuentan con conocimientos de autosocorro y en accidentes de poca envergadura se auxilian ellos mismos, pero si hay una lesión grave, de cadera, de tibia, de clavícula…, sí hace falta atención médica, y mover una camilla no es cosa fácil en estrecheces y a esas profundidades", aclara.

Las jornadas, que se celebraron en la Torca del Cerro (Asturias), reunieron a grupos de toda España en la que se considera la cueva técnicamente más compleja del país. "Tratamos de buscar que el personal hiciera la cavidad como un espeólogo deportivo", indica Pablo Villabrille, del servicio de montaña de Cangas de Onis. Algunos pasaron hasta cuatro noches bajo tierra. "De ahí sacamos muchos conocimientos de cara al día en que tengamos que afrontar un socorro en una cavidad", añade este especialista de Asturias. "El rescate más complejo al que nos podemos enfrentar los grupos de montaña es bajo tierra", reconoce.

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