Treinta familias participan en el proyecto inclusivo del barrio del Perpetuo Socorro de Huesca

El objetivo del programa, que ha empezado por acondicionar los portales de los bloques de pisos, es integrar y potenciar a nivel social, educativo y laboral a los vecinos de esta zona que viven en riesgo de exclusión

Reunión de la comisión de Servicios Sociales de Huesca este martes
Reunión de la comisión de Servicios Sociales de Huesca este martes
Heraldo.es

Treinta familias del Perpetuo Socorro de Huesca han tomado parte en la primera de las cuatro fases del proyecto ‘Mi barrio es’ para integrar y potenciar a nivel social, educativo y laboral a los vecinos de esta zona que viven en riesgo de exclusión. Se ha empezado por acondicionar las zonas comunes de los bloques de pisos, como portales y escaleras. Este trabajo se han llevado a cabo desde mayo a septiembre de este año con un albañil monitor, que ha enseñado los trabajos básicos en zonas comunes, y un mediador para resolver los conflictos que se dan a veces entre comunidades de vecinos. Asimismo, se ha hecho hincapié en la limpieza y en la mejora de las condiciones de salubridad. “Era algo básico y urgente y los propios participantes se han dado cuenta de la diferencia entre el antes y el después y ello ha contribuido a que hasta dentro de las viviendas hayan mejorado las condiciones de vida, como la limpieza”, explica Silvia Mellado, concejala de Servicios Sociales.

Este proyecto se desarrolla gracias a un convenio firmado por la Obra Social la Caixa con la Federación de Asociaciones Gitanas de Aragón (FAGA) y coordinado por el Ayuntamiento de Huesca. Cuenta con una financiación de 19.740 euros y es para un año. La comisión de Servicios Sociales conoció este martes la evolución del programa, que ha comenzado ya su segunda fase, que incidirá en la formación y la educación. El objetivo, ha explicado la concejala, es “romper dinámicas” y facilitar la empleabilidad de estas personas dando un mejor acceso a los recursos que existen para que tengan más oportunidades de inserción sociolaboral.

El programa se puso en marcha para mejorar la convivencia en determinados puntos del barrio, que se volvió más tensa a finales del pasado mes de febrero tras la revisión de los contadores de 40 viviendas que determinó que 21 de ellas se abastecían de empalmes directos a la red eléctrica, lo que además de suponer un fraude provocaba una situación de manifiesta peligrosidad. La inspección se llevó a cabo con la custodia de la Policía Nacional y la Policía Local. “La intervención social y los dispositivos de seguridad, ha cambiado la dinámica y ha rebajado la tensión”, apuntó Silvia Mellado. La concejala reconoció que “queda mucho trabajo por hacer” mientras se intenta “abrir puertas y empoderar” al barrio.

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