Miguel Abellán pierde la puerta grande con la espada en la despedida de Paquirri

A los de Carlos Núñez les faltó la chispa y la clase. David Mora, muy dispuesto, apuntó sin llegar a dar.

Derechazo muy relajado y templado al cárdeno que hizo quinto de la tarde.
Derechazo muy relajado y templado al cárdeno que hizo quinto de la tarde.
Rafael Gobantes

La despedida de Francisco Rivera ‘Paquirri’ no quedará para el recuerdo. O quizás sí. Fue soporífera. Poco toro, menos toreo y demasiados brindis. Lo que cabía esperar.

En la recta final de su carrera, o por lo menos así lo anuncia y esperemos confirmarlo, llegó Fran sin la presión que dan los apellidos y los ya muchos años de alternativa. De campo y playa. A recibir el homenaje de las peñas y a cumplir con el amable público de las revistas del colorín.

Dos faenas con poquitos argumentos ante dos toros que tampoco le hicieron sudar. Su primero, acochinado y pitorro no se empleó en ninguno de los tercios. Su matador, por el estilo. Con el grandón cuarto se vio en la obligación de cortar las orejas y convirtió aquello en una charlotada. Rodillazos y desplantes como hilo conductor. Horroroso. Lo mejor, la estocada que puso fin a su paso por Huesca.

David Mora dejó escapar un toro de nota. Un sensacional sexto que siempre fue a más y murió con la boca cerrada. Con prontitud, recorrido y un puntito de casta parecía haberle puesto la puerta grande en bandeja al diestro. Nada. No pudo. No atraviesa por su mejor momento y se le nota mermado físicamente. Falto de ajuste y siempre al hilo del pitón realizó una faena de tiralíneas en la que terminó por aburrir al animal.

En su primero lo mejor lo hizo con la capa y con la muleta mientras toreaba con la zocata.

Miguel Abellán, lo mejor

Hacía su primer paseíllo de la temporada en la capital altoaragonesa y dejó lo mejor de la tarde. Topó con el marmolillo que hizo segundo y el de Usera no pudo mostrar mucho más que disposición y voluntad. Se pegó el arrimón sin suerte.

Con el quinto estuvo realmente bien. Un toro peligroso por el pitón derecho al que le hizo las cosas con oficio y llegó a transformar el defecto en una dulce embestida. Bien con la derecha toreando en redondo y algo atropellado con la izquierda, marró con la espada las dos orejas.

Por lo demás, la presidencia necesita mejorar. Aguantó las orejas pero sigue estando verde para sentarse en el palco. Ayer cambió por norma en la segunda pasada de los banderilleros y no prestó atención al cronómetro en la interminable faena de Mora al sexto. Necesita mejorar.

El monosabio volvió a intentar colear sin necesidad un toro en el tercio y a los mulilleros les volvió a pesar el culo. O los bolsillos.

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