500 días y 19 países tras un peluche extraviado

Una pareja recorre el mundo desde Huesca y cumple así el sueño de su vida.

Javi y Vanesa, ante el glaciar Perito Moreno, en Argentina.
Javi y Vanesa, ante el glaciar Perito Moreno, en Argentina.
Buscnado a Cochet

El diccionario inglés recoge un peculiar término que no tiene traducción exacta en castellano: 'wanderlust'. Procedente del alemán, uniendo las palabras 'wandern' que significa caminata y 'lust' que significa deseo, se definiría como unas ganas enormes o un impulso casi incontrolable de recorrer y explorar mundo. Si esta palabra se adaptara a nuestro idioma, seguramente debería ir acompañada en el diccionario de una foto de Javi Lorente y Vanesa García. Estos dos aragoneses de adopción cumplen 500 días recorriendo el mundo, después de que el 25 de enero de 2016 se subieran a un avión en Madrid rumbo a Sao Paulo, con el fin de cumplir con la ilusión de su vida.

“Después de muchos años soñando con dar la vuelta al mundo, y tras leer decena de blogs de gente que se animó a dar el gran paso, después de cuestionarnos una y mil veces presente y futuro, entendimos, por fin, que si realmente deseas algo tienes que poner todo de tu parte para llevarlo a cabo”, fue la reflexión que les llevó a iniciar su viaje a esta pareja de 38 años. Él ingeniero agrónomo especializado en producción porcina, y ella arquitecta y licenciada en historia del arte, pero unidos por su amor por conocer mundo.

En el momento de emprender el viaje portaban una mochila de menos de 11 kilos, en la que llevaban sus pertenencias, y como no, la cámara y el ordenador para poder ir relatando su viaje, que ahora alcanza los 500 días. En este tiempo han pisado hasta 19 países diferentes: Brasil, Uruguay, Argentina, Paraguay, Chile, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Estados Unidos, Japón, Corea del Sur, Macao, Hong Kong, Malasia, Brunéi, Singapur, Tailandia y Myanmar.

“Estamos encantados con nuestra aventura, no ha habido ni un día en que nos hayamos arrepentido de tomar la decisión de cerrar la puerta de nuestra vida en España, cambiar de aires y empezar este gran viaje, pero… no todos los días son de color rosa. El primer punto complicado es tomar la decisión, dejarlo todo, alejarte de la familia, pasar de una vida segura y cómoda a una llena de incertidumbre, dejar el trabajo, vender la furgoneta que tanto has disfrutado, alejarte de los amigos con lo que tanto has compartido y tanto quieres: La Encina, Huesca, Valencia… no, no es nada sencillo”, relatan.

Todas sus vivencias se han ido reflejando en su blog 'Buscando a Cochet', y es que más allá de cumplir un sueño, envuelven su aventura en la búsqueda de un pequeño peluche en forma de cerdito que perdieron en un viaje anterior y al que hasta ese momento retrataban en todos su destinos. “El 9 de octubre de 2011, Cochet, un pequeño cerdito de peluche muy aventurero que nos acompañaba en todos nuestros viajes, desapareció en China después de un largo trayecto en el Transmongoliano. Desde entonces, no hemos dejado de buscarlo alrededor del mundo”, explican en la presentación de su web.

Como refuerzo para dar con el peluche extraviado, se acompañan de otro viajero de las mismas características, al que han bautizado Strike y que es también protagonista en su diario de viaje 'online', que intentan ir actualizando regularmente, algo que confiesan no siempre es sencillo cuando recorres el mundo. “Se podría escribir algún libro con todo lo vivido, pero nosotros nos conformamos con dejar algunas pinceladas en el blog”.

Aún así y tras llegar al día 500 lejos de su casa, recapitulan sin lograr destacar un país que les haya gustado por encima del resto. “Muchas veces nos llevamos un gran recuerdo de algunos lugares no únicamente por lo que hay que ver allí, sino por las experiencias vividas, alguna situación concreta o las personas que se han cruzado en nuestro camino”, relatan, y lo argumentan explicando que “en algunos países, por desconocimiento previo, no teníamos una idea muy clara de qué íbamos a encontrarnos por allí. No habíamos leído demasiado o apenas conocíamos un 'highlight' que queríamos visitar… y como pasa muchas veces, aquel sitio del que no esperas nada, se convierte en uno de los que mejores recuerdos te llevas”.

En cualquier caso, se quedan con el ceviche peruano y el kimchi coreano entre las comidas que han probado, con las ruinas incas de Perú como lugar impactante, el museo de la Paz en Hiroshima como museo destacado o las ballenas jorobadas de Ecuador y los orangutanes de Borneo entre los animales con los que se han topado. Aunque también hay espacio para ciertas decepciones. “Te sorprende la suciedad y poca conciencia de cuidar el entorno que hemos visto en la mayoría de los países que hemos visitado”, lamentan.

Al margen de esos pequeños inconvenientes que puedan ir apareciendo en el día a día, entre los que acumulan un robo, un atropello o un accidente de moto -todos sin mucha gravedad-, aseguran que lo que peor llevan es la distancia de la familia, y que les hace afirmar convencidos que ese tipo de vida no es para todo el mundo. “Eso de pensar cada día donde vas a ir mañana, de cargar la mochila, de buscar transporte, sitio para comer, alojamiento… de cambiar de cama cada dos o tres días, de comer en sitios dudosos, lidiar con los amigos del turista… te tiene que gustar y, como todo, no a todo el mundo le gusta. A veces es cansado, no encuentras lo que quieres, no consigues hacerte entender, y te puedes llegar a desesperar. Pero para nosotros, la experiencia y las vivencias hacen que valga, y mucho, la pena”, dicen convencidos.

Además, dar continuidad a esta aventura supone también ir encontrando un sustento económico, “nosotros hemos tenido la suerte de poder ir haciendo algunos trabajos a lo largo del viaje, y hasta de montar una pequeña empresa. Lo cual nos ha permitido seguir viajando, aunque a veces no es fácil porque ni depende solo de ti, trabajar a distancia requiere, por ejemplo, un internet medio decente, algo complejo en algunas partes del mundo. Por supuesto que para poder hacerlo tienes que currártelo, arriesgar, buscar contactos, pedir ayuda, pero todo esto tiene su recompensa”, dicen.

Aseguran tener ganas de viajar, por lo menos, otros 500 días, aunque en modo relajado, disfrutando del trayecto. “Viajar, sí. Pero tomarse tiempo para conocer los sitios que visitamos. Nos hemos dado cuenta de que hay sitios en los que, si solo estás un día o dos, te llevas una impresión, y si te quedas una semana o un mes dicha impresión cambia totalmente. Te metes un poco en la vida del lugar y eso te ayuda a comprender mejor cada lugar. Y eso nos gusta”, concluyen, asegurando que además de una mochila llena de vivencias se llevan también un cambio en ellos mismos.

“Hemos evolucionado. Hemos aumentado nuestra capacidad de adaptación a distintas situaciones, imprevistos, cambios de planes, problemas… Hemos aprendido a relativizar las cosas, y a no dar importancia a lo que realmente no la tiene. Como os contábamos antes hemos tenido algunas malas experiencias, y no os podéis imaginar con la filosofía con la que nos las hemos tomado. Esa frase de 'Si tiene solución, para qué te preocupas… y si no tiene solución… para qué te preocupas', la hemos usado en más de una ocasión. 'Estamos bien, no ha sido tan grave, estamos haciendo lo que queremos' esas frases son las que hemos aprendido a valorar”, concluyen.

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