Las tres carteras que entregaron la postal en el cementerio están "abrumadas" por la repercusión

Las remitentes les enviaron ayer una orquídea como agradecimiento y una empresa de Cuenca les mandó también un regalo por su sensibilidad.

Conchita Lloro, Begoña Lamarca y Mari Carmen Monesma, ayer frente a la delegación de Heraldo.
Conchita Lloro, Begoña Lamarca y Mari Carmen Monesma, ayer frente a la delegación de Heraldo.
R. Gobantes

Mari Carmen Monesma, Conchita Lloro y Begoña Lamarca, las carteras que la semana pasada entregaron en un nicho del cementerio de Huesca una postal enviada desde Suecia por un grupo de amigas a una mujer cuyos restos descansan en el camposanto dejándole también un clavel, están "abrumadas" por la repercusión que ha tenido su gesto incluso a nivel nacional.

La historia llegó a oídos de las propias remitentes de la postal, que ayer enviaron una orquídea al centro de trabajo de las carteras como agradecimiento. "Ha sido maravilloso, pero nosotras sí que estamos agradecidas con ellas, porque recibir esa planta y la carta que la acompañaba –y cuyo contenido no han querido revelar por respeto– es como si nos hubieran dado todas las medallas del mundo", confesaron.

A las innumerables muestras de cariño que han recibido tanto personalmente como a través de las redes sociales, de las que se sientan "emocionadas", se une el regalo que les mandó ayer una firma de servicios funerarios de Cuenca, el Grupo Empresarial Granero, que "impactada" por la noticia, decidió tener un detalle con ellas "porque normalmente no se suelen hacer estos servicios y es de agradecer la sensibilidad con la que lo han hecho", dijeron.

San Lorenzo con dedicatoria

Los regalos son tres cuadros de cristal con la imagen de San Lorenzo, patrón de Huesca, y dedicados con una frase del escritor, político y publicista francés Maurice Barrés: "No es la razón la que nos provee de una dirección moral, sino la sensibilidad".

Todo ello acompañado de una carta asegurando que por su dilatada experiencia en la gestión de cementerios y la fabricación de arte funerario, "conocemos muy de cerca este mundo, en el que es extraño y a la par bello, encontrar personas que, sin ser amigos o familiares, tengan este tipo de gestos". "Para nosotros es muy bonito por la sensibilidad y humildad que demostráis al llevar esa postal y ese clavel a un destino tan poco habitual. Por eso, es un placer y un orgullo poder tener este detalle con vosotras, que os enviamos con todo el cariño y la admiración que habéis levantado en nuestro equipo humano".

Pese a esta lluvia de agradecimientos, Mari Carmen, Conchita y Begoña insisten en que "no necesitamos regalos porque lo hicimos de corazón y ya está". Y de hecho, hicieron hincapié en que "todavía no comprendemos por qué ha conmovido tanto, porque no es que los hagamos todos los días, pero detalles así tenemos casi a diario en nuestro trabajo". Y es que tanto Mari Carmen, la más veterana con más de 35 años de servicio, como Conchita y Begoña, que también superan los 25, aseguran que podrían escribir un libro de anécdotas. "Al cementerio no tienes por qué ir lógicamente, pero sí subes al hospital San Jorge a llevarle un giro a una persona que estaba enferma, o vas detrás de un gato que se le ha escapado a una mujer mientras te estaba firmando una carta certificada. Cosas como estas hay mil", resalta Mari Carmen, a lo que también añade Conchita: "Antes que ser carteros, somos personas y queremos ensalzar el valor de una profesión. Porque yo no puedo pasar al lado de una persona mayor del barrio donde repartes sin decirle buenos días y preguntarle cómo está. Y no lo voy a dejar de hacer". Palabras que refrenda Begoña, quien afirma que "lo bueno de este trabajo es el contacto con la gente".

"Quisimos cumplir sus deseos"

Insisten en que cuando el pasado viernes estaban clasificando cartas manualmente y se toparon con la postal y vieron cuál era el lugar de destino (habían anotado claramente un número de lápida, el pasillo e incluso que el nicho estaba "al lado del antiguo cementerio civil") no dudaron en que tenían la obligación moral de llevarla "para cumplir los deseos de esas amigas de hacer llegar sus sentimientos a esa persona que seguían teniendo muy presente en el recuerdo", señalaron.

Aprovechando la celebración ayer del Día Internacional de la Mujer, destacaron que esta historia está formada por una "cadena de mujeres", desde el grupo de amigas a la fallecida, pasando por las carteras y su jefa y la florista que les regaló el clavel.

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