La cabaña del Turmo busca mecenas

La cabaña de vaqueros del valle de Estós que inspiró una popular canción de Celtas Cortos se rehabilitará con una campaña de donaciones que permitirá alojarse allí una noche.

La cabaña da cobijo a los vaqueros cuando el ganado está en el valle de Estós en verano
La cabaña da cobijo a los vaqueros cuando el ganado está en el valle de Estós en verano
Heraldo

No tiene agua ni luz. Aquí han dormido tradicionalmente los vaqueros que cuidaban el ganado del valle de Estós (Benasque) y sirve de improvisado refugio para montañeros y cazadores. Pero la cabaña del Turmo (o del Tormo, su nombre original) no es una construcción rústica cualquiera. Celtas Cortos la popularizó en su conocida canción ‘20 de abril’ y desde entonces al encanto de su entorno, formado por montañas de 3.000 metros, se le ha añadido el misterio sobre lo que pasó aquella noche en la cabaña.

Ahora, la propiedad, la comunidad de bienes del monte de Estós, quiere rehabilitarla mediante una campaña de micromecenazgo (‘crowndfunding’) en su web (montedeestos.org) que ofrece como recompensa alojarse allí. Si el donativo es mayor de 100 euros, da derecho a un día para cuatro personas. Si es menor, por cada 20 euros se entra en un sorteo (una noche por tramo de 100 recaudados). El pastor no está en la choza hasta el 20 de junio, entre el 20 de julio y el 20 de agosto y a partir del Pilar, por lo que queda libre.

El Turmo es centro neurálgico de acontecimientos como la tría de ganado de octubre, abierta al público, o la marcha senderista Monte de Estós, en agosto, dos proyectos que buscan hacer de la ganadería una atracción turística. No obstante, el objetivo principal, aclara el presidente de la junta de propietarios, Miguel Ángel López, es servir a su fin original, cobijar a los vaqueros, y para ello necesita condiciones dignas.

Este es un trabajo duro en un territorio tan amplio (la comunidad abarca 3.800 hectáreas), con un desnivel entre 1.300 y 3.375 metros, pero si a eso se añade no tener luz ni agua en las cabañas, todavía es más difícil encontrar quien quiera responsabilizarse del ganado cuando está en los pastos de verano.

"Es un tema de dignidad. Las ayudas son muy pocas y por eso recurrimos al mecenazgo y a la vez damos la posibilidad de pasar allí una o dos noche", explica Miguel Ángel López. Una vez adecuada la del Turmo, se quiere hacer lo mismo con la de Ardonés. Esta misma comunidad es la que promueve el uso de drones para el control de la ganadería trashumante.

Placas fotovoltaicas y cocina

La rehabilitación debe estar lista para el próximo verano. El proyecto cuesta casi 18.000 euros y se cuenta con una ayuda del Gobierno de Aragón, confirmada esta semana, de 4.932 euros. La diferencia se intentará sufragar con el micromecenazgo.

La reforma no variará el aspecto exterior, pero sí permitirá instalar luz (con placas fotovoltaicas) y agua, una pequeña cocina, nevera o un termo. En una dependencia anexa conocida como el Corralet se habilitará un pequeño aseo. Hay un cercado de piedra para recoger a los animales cuando se cambian de valle o para mantener a aquellos que deben estar aislados al caer enfermos o por otras razones.

El valle de Estós es el más representativo de la ganadería extensiva en Benasque. Cada verano acuden a sus pastos comunales 800 vacas con sus terneros, un aprovechamiento milenario que, según los propietarios, es la causa principal de la variedad paisajística del Parque Natural Posets-Maladeta. Dicen que dignificar las condiciones de los vaqueros favorecerá la presencia de los animales en la montaña, y con ello la sostenibilidad de la ganadería extensiva en un espacio de alto valor ecológico que depende de ella para mantener su vida natural.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión