Jai Alai: 125 años de historia interrumpida

La peña Alegría Laurentina presenta un libro y un documental para conmemorar el aniversario de la mítica sala, un referente del ocio en Huesca durante más de un siglo.

Uno de los multitudinarios conciertos laurentinos en el Jai Alai.
Uno de los multitudinarios conciertos laurentinos en el Jai Alai.
R. G.

Corría el año 1891 cuando el comerciante de alpargatas Francisco Sábado construyó el Jai Alai de Huesca, el primer frontón privado de Aragón que seguía la estela de los del País Vasco o Madrid. Han pasado 125 años y en este tiempo el popular local, ligado a la historia del ocio y el deporte de la ciudad, ha sido pista de baile, cabaret de cupletistas frívolas, cancha de baloncesto, ring de boxeo, escenario de los primeros mítines de la transición y sobre todo un referente de la música moderna.


El actual gestor, la peña Alegría Laurentina, ha decidido conmemorar la fecha con la edición de un libro y un documental que presentará el sábado (19.00), coincidiendo con el 60 aniversario de la fundación de la entidad recreativa. Curiosamente, la historia ha quedado interrumpida y el local tiene prohibida la actividad como sala de conciertos al carecer de las vías de evacuación reglamentarias.


"La historia del Jai-Alai ha sido un reflejo de la evolución del ocio en la ciudad, el espacio a través del que han entrado en Huesca algunas de las tendencias de la modernidad, tanto en el deporte como en la música", señaló el historiador Ramón Lasaosa, autor de ‘Jai Alai: deporte, cultura y libertad’. Él ha guiado la investigación, a la que ponen imágenes Marta Javierre y Fernando Gatón, realizadores del documental. La memoria sentimental la aportan, a través de medio centenar de entrevistas, socios y presidentes de la peña, músicos, historiadores... Es probablemente, dijo Lasaosa, "uno de los locales más antiguos del país dedicados a la cultura popular que ha mantenido una actividad continuada".


En sus orígenes, el Jai Alai se empleó sobre todo para el deporte y como pista de baile. Aquí se iba en bicicleta y se aprendía a usarla. Ya en los años 20, el yerno de Sábado, Vicente Zugasti, se encargó del local, donde la fábrica de alpargatas compartía sitio con el patinaje, que comenzaba a hacer furor en la sociedad oscense. En 1929, comenzaron los combates de boxeo, e incluso se planteó construir aquí una piscina, aunque nunca se llevó a cabo. Y en 1933, parte del local se alquiló a un empresario de cabaret de Zaragoza. "Los hombres que aquí se acercaban disfrutaban de las actuaciones de bailarinas y cupletistas frívolas y bailaban hasta altas horas con bellas muchachas a cambio de unas monedas", explicó el historiador.


En la guerra, se convirtió en cuartel de las juventudes de la Falange, y en 1940 volvieron los bailes. Fue en 1956 cuando el entonces propietario Antonio Guiral lo cedió a la Alegría Laurentina. A partir de entonces, el Jai Alai asistió a los inicios del pop, la canción protesta, los primeros mítines, la movida madrileña y otros estilos como el jazz o el heavy, sin olvidar la cantera de los músicos locales.


Los últimos cinco años han resultado una travesía en el desierto. El Ayuntamiento prohibió en 2011 la celebración de conciertos multitudinarios, una situación que se vive con "dolor y tristeza", lamentó la presidenta de la peña, María Pilar Elboj, y más todavía al poner en valor su historia. "Es un sinsentido que no podamos tener actividad en un local que ha aportado tanto a la ciudad", declaró, reconociendo que "llevamos cinco años luchando por la reapertura" sin tener claro cuál será el futuro.

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