Con las ganas de vivir como brújula

Marian Santiago, residente en Jaca, cruzará en Atlántico en velero junto a otras cuatro mujeres que han superado un cáncer

Marian Santiago -la primera a la izquierda-, con sus compañeras de aventura.
Con las ganas de vivir como brújula

“Cuándo supe por internet de este reto, sentí que estaba hecho para mí”, afirma Marian Santiago, que el próximo 16 de noviembre partirá de Tenerife para cruzar el Atlántico durante quince días a bordo del velero Cannonball. Porque esta Guardia Civil afincada en Jaca hace 14 años siempre ha sentido pasión por el deporte y la superación, incluso cuando hace un año le diagnosticaron un cáncer de mama del que ahora puede decir que está totalmente recuperada. Un testimonio similar al de sus cuatro compañeras de viaje en esta aventura denominada #RetoPelayoVidal16, Carmen Peláez, Patricia Alonso, Susana Laguarda y Yolanda Preciados. A todas les une haber superado la enfermedad y la firme intención de aprovechar cada minuto de su vida, como dejaron patente en la presentación del reto, coincidiendo con la celebración este miércoles del Día Mundial contra el Cáncer de Mama.


“Yo tenía muchas ganas de vivir antes ya. Me fijaba mis propios retos en mi vida y en mi trabajo. Pero a raíz de pasar algo así, cuando llegas a plantearte que puede ser el final de tu vida, las ganas se multiplican. Cuando lo superas sientes un subidón enorme y solo quieres aprovecharlo todo al máximo”, explica Santiago, que también quiere lanzar un mensaje a todas las mujeres que ahora están pasando una situación así. “Queremos ser un ejemplo para quienes ahora lo esté pasando mal. Yo hace un año también estaba allí sentada, recibiendo la quimio, y hoy puedo hacer algo tan increíble como este viaje. Porque se puede superar”, añade.


En su caso, y a sus 46 años, siempre ha tenido muy presente la constancia y la superación, ya que se cuentan con los dedos de una mano las mujeres que ocupan un puesto como el suyo en el cuerpo de la Guardia Civil, ya que es sargento de Tráfico. De hecho, en el 2007 se convirtió en la primera mujer en formar parte del grupo de motoristas que vela por la seguridad en la Vuelta Ciclista a España. Algo que considera “un paseo”, respecto a lo que le esperaba en el verano de 2015, cuando tras varias visitas al médico al descubrirse un bulto, le diagnosticaron un cáncer de mama.


Santiago regresó entonces a su Madrid natal para completar su tratamiento. “Estando en Jaca debía desplazarme hasta Huesca o Zaragoza para las sesiones de quimioterapia o radioterapia, lo que hacía todo todavía más duro. Por lo que me resultaba mucho más cómodo estar en la misma ciudad, en casa de mi familia”, explica. Pero en ese tiempo no dejó atrás su amor por el deporte, y en cuanto pudo se unió al grupo ‘Correr en rosa’, con el que salía a hacer deporte dos días por semana con otras mujeres que también estaban recuperándose. “Mi objetivo era no perder las forma y estar cuanto antes a punto para poder volver a mi trabajo, a mi vida”, explica, y es que matiza que aunque a veces cueste, cuando se recibe el diagnóstico, es necesario hacer “un pequeño parón, con la única meta de curarte”.


Fueron esas ganas de vivir las que le convirtieron en la candidata perfecta para llevar a cabo este reto, que está respaldado por la Fundación Vencer al Cáncer, aunque nunca hubiera navegado. “Había hecho buceo, escalada, atletismo o baloncesto, pero la vela era una cosilla que siempre me había atraído, pero la tenía como pendiente”. No fue un obstáculo para ella, acostumbrada ya a capear todo tipo de circunstancias. “Me apunte a clases de vela y regata en el pantano de San Juan de Madrid, y en mi semana de vacaciones fui a Alicante a sacarme el título de patrón de embarcación”, explica.


Junto a las otras cuatro “marineras”, como ellas mismas se denominan, ya completaron un curso de 40 horas de navegación en Valencia, en el que establecieron un gran vínculo entre ellas. “Somos ya como hermanas, porque todas tenemos algo en común, todas hemos superado un cáncer, y eso te hace crear un vínculo, el de las ganas de vivir”, explica. “En el tiempo que hemos coincidido hemos hablado mucho de cómo fue el proceso para cada una de nosotras, porque creo que es algo que hay que comentar con total naturalidad. Hay mucha gente que padece cáncer, por lo que no hay ni que esconderlo ni que olvidarlo, porque lo hemos pasado mal, pero eso nos ha permitido aprender muchas cosas, sobre todo a disfrutar de la vida”, explica Santiago, que dice apreciar ahora las cosas más sencillas, “como estar tranquila tomando un café con mis amigas”.

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