​Un francés, una belga y un español cuentan las leyendas de Huesca

Jóvenes procedentes de una decena de países recrean las historias de la ciudad como clausura a un campo de trabajo internacional.

Las calles de Huesca se llenaron anoche de teatro.
Las calles de Huesca se llenaron anoche de teatro.
Javier Broto

Una belga, una francesa y una joven de Ghana cuentan la historia de la creación del castillo de Montearagón. Suena al enunciado de un chiste, pero este martes por la noche fue una de las paradas del paseo por la historia de Huesca que ofrecieron una veintena de jóvenes. La famosa leyenda de la Campana o del Salto del Roldán cobraron vida, -con altas dosis de humor-, por el caso antiguo de la ciudad. Pero el acento de algunos de ellos a la hora de recitar desvelaba que no habían crecido precisamente con esas historias. Y es que estos actores, debutantes la mayoría, procedían de países tan dispares como Francia, Bélgica, Serbia, Rusia o México. Su único punto de unión era el campo de trabajo bajo el título 'Huesca es leyenda', que desde el día 14 de julio ha realizado su segunda entrega en la capital oscense, con el teatro como protagonista. Su trabajo final se mostró este martes ante varios centenares de atentos espectadores de todas las edades, en una actuación que se repetirá el miércoles a partir de las 22.00 con salida de la plaza de la Universidad.


“En otros campos de trabajo se realizan trabajos más físicos, como arqueología, o de carácter social, sobre ayuda y asistencia, pero en este caso ha sido el teatro el hilo central de todas las actividades”, explicaba durante la actuación Julio Artero, coordinador de la iniciativa como responsable de los Talleres Municipales de Teatro y Danza, que han gestionado las actividades, organizadas desde el Instituto Aragonés de la Juventud con la colaboración del Ayuntamiento de Huesca a través de su área de turismo.


Así, los jóvenes de entre 18 y 26 años, y muchos de ellos con el único dominio del español aprendido en estos quince días en común, pasearon desde la Huesca musulmana del siglo XI hasta la cristiana del XVII realizando diferentes paradas en puntos emblemáticos, como el recién estrenado paseo de la muralla, la puerta del museo o la de la catedral, donde se llevó a cabo uno de los momentos más emotivos de la ruta. Los asistentes no pudieron reprimir los aplausos cuando en medio del relato de la historia de Lastanosa y el retablo de Damian Forment, el portón se abrió para mostrarlo iluminado.


Además de todas estas historias y la riqueza patrimonial de la ciudad, que acercaron a los jóvenes actores el historiador Carlos Garcés o Susana Villacampa, directora del Museo Diocesano de Huesca, los participantes destacaron el buen ambiente reinante en Huesca, más allá de las actividades programadas, hasta el punto que muchos se confiesan “enamorados” de esta ciudad. “Vienen de culturas muy distintas, y sobre todo los de otros países destacan la vida en las calles que hay aquí, además de los otros aspectos tan característicos de España, como la gastronomía”, concluye Artero.

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