Primer contacto con la música para los niños

El Conservatorio organiza actividades para atraer a los pequeños ante la apertura de las inscripciones para el nuevo curso.

Una de las actuaciones musicales para los colegios en el auditorio del Conservatorio de Huesca.
Una de las actuaciones musicales para los colegios en el auditorio del Conservatorio de Huesca.
R.C.

Un piano de cola se convirtió en el Corsario Negro -bandera con la calavera, incluida-, para interpretar la banda sonora de la película ‘Los Piratas del Caribe’, y la canción de los dibujos animados ‘Caillou’ salió de una oboe para que los niños aplaudieran a su ritmo.


Estos fueron algunos de los momentos que este miércoles por la mañana despertaron más sonrisas entre el menudo público que ocupó las butacas del auditorio del Conservatorio de Huesca. Los profesores del centro interpretaron la obra ‘En busca del secreto musical’, en la que un explorador, al más puro estilo de ‘El Principito’ de Antoine de Saint-Exupéry, recorría varios planetas de un peculiar sistema, ya que cada uno estaba poblado por diferentes tipos de instrumentos. El joven fue conociendo a sus habitantes y las particularidades de estos a la hora de ser tocado.


El objetivo de esta representación era que los niños de los colegios de la capital oscense, de primer y segundo curso de Primaria -703 escolares en total-, descubrieran “la parte lúdica de la música y consigan engancharse a ella”, indica Idoia Abad, la jefa de estudios del centro.


Deportistas con sus instrumentos de viento, un excursionista con su acordeón, las piratas y su piano, o los personajes de época llegados desde el barroco para tocar el clave o el laúd, fueron algunos de los protagonista de la obra, en la que participaron 24 de los 46 profesores que tiene el conservatorio oscense, y que estaba escrita por tres de los docentes: María del Mar Albalat, Jorge Ariza y Marina Nikítina. Además de las funciones dedicadas a los colegios, que continúan este viernes con otras cuatro sesiones, el día 4 de mayo se representará la misma obra en el Palacio de Congresos de la ciudad, para que puedan asistir también padres.


La representación para todos los públicos coincide con la apertura del plazo de inscripción para el próximo curso, que tendrá lugar entre el 3 y el 16 de mayo. “La edad idónea para iniciarse en la enseñanza musical es entre los 7 y los 11 años”, relata Abad. Durante esos días, deberán acercarse al centro en horario de 9.00 a 14.00 los interesados en ocupar una de las plazas para nuevos alumnos, que suelen ser en torno al medio centenar.


Una vez realizadas esas primeras inscripciones, las pruebas de acceso serán a partir del 13 de junio. “Se trata de evaluar no sus conocimientos, sino una serie de aptitudes, como el ritmo o la psicomotricidad, a través del canto y el baile”, puntualiza la jefa de estudios. Tras esto, los niños eligen tres instrumentos que será en los que profundizarán, y se establece una lista de acceso a cada uno de ellos en función de las puntuaciones obtenidas en las pruebas. “Aunque siempre tendrán prioridad los niños de menor edad”, añade Abad.


Entre los 456 alumnos que tiene el centro y las nuevas incorporaciones de cada año siguen manteniéndose como instrumentos más demandados el piano, la guitarra, la flauta travesera o el violín. “Al haber más peticiones para estos, es más complicado ingresar”, dice Abad, que fija el contrabajo, el fagot, la tuba, el oboe y la viola como los que menos curiosidad despiertan entre los pequeños y a los que, por tanto, es más fácil acceder.


Entre la amplia oferta destacan algunos tan curiosos como el clave o la bandurria y el laúd, instrumentos del barroco, que pese a lo poco habitual, cada curso tienen sus adeptos.


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