Una patata que merece una feria

La Patata de Chía será la protagonista en la localidad altoaragonesa este domingo.

Degustación de platos con Patata de Chía en la edición de 2016.
Degustación de platos con Patata de Chía en la edición de 2016.
Pablo Otín / DPH

Si alguien utiliza el término 'patata' como algo despectivo, será que no probó la que se cultiva en Chía. La altitud, -más de 1.200 metros-, el microclima o las técnicas que emplean sus productores hacen que el resultado final, una vez pasa por el paladar, se describa como “una patata única en sabor y textura”. Hasta el punto de convertirla en la gran protagonista de una feria que este domingo celebra su sexta edición en la localidad pirenaica, situada en el Valle de Benasque. Así, el evento se convertirá un año más en el mejor escaparate de la característica producción del tubérculo que llevan a cabo en el lugar, y que cada año crece de manera exponencial, ya que ha conseguido un valor de marca que la consolida como motor de la economía del municipio.

Hasta hace un lustro la pérdida de peso del sector primario había llevado a las nuevas generaciones de Chía a abandonar el relevo en el cultivo de la patata, y muchos de ellos incluso habían abandonado la localidad. El nacimiento de la Asociación de Productores y su apuesta por actividades como la propia feria que tiene lugar este fin de semana han conseguido poner en el mapa el lugar y a la propia hortaliza en las sartenes de ciudades como Huesca, Lérida o Zaragoza.

De hecho, en la actual campaña, la de 2017, además de contar con un producto que la los productores presentan como de gran calidad, pese a que las condiciones meteorológicas han podido ser más extremas, la Asociación de Productores ha aumentado la superficie de producción. Siempre bajo los criterios que marca la certificación de 'cultivo ecológico' que consiguieron en 2014, ya que no utiliza para ello abonos químicos ni productos fitosanitarios.

Así lo podrán comprobar los que asistan este domingo a la feria, que sigue un programa similar al de las anteriores entregas, con la patata como hilo conductor de varios tipos de actividades, como juegos infantiles, manualidades o una exposición, que se complementan con la instalación en la misma localidad, -en concreto bajo la cubierta de la plaza Mayor-, de un mercado de artesanos. Aunque el punto más esperado de la jornada será la degustación de una caldereta de tocino con patatas de Chía, que elaborara el cocinero Antonio Arazo, habitual de esta cita. De hecho, con el comienzo del día, a las 7.00 está previsto que se encienda la hoguera en la que más tarde se llevará a cabo la caldereta.

Esta contundente elaboración toma el relevo del 'recau' que se pudo degustar el pasado año, también a cargo de Antonio Arazo, que apostó por productos locales como judía verde, blanca, zanahoria, butifarra o panceta, repartiendo hasta 1.400 raciones. En esa edición, la de 2016, se duplicó las ventas de la anterior, pasando de las 40 toneladas hasta las 70, que esperan seguir aumentando este domingo, día 5.

Junto a esas cualidades ecológicas, la Patata de Chía cuenta también con un valor añadido, el de ser un producto 'integrador', ya que son los usuarios de el Centro de Integración Social El Remós los encargados de comercializar toda la producción que después llega a las grandes superficies y tiendas tradicionales.

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