Los científicos recurren a los drones para medir el retroceso del glaciar de Monte Perdido

Una ONG suiza ha colaborado gratuitamente en el proyecto que permite radiografiar la masa de hielo.

Una imagen de la zona cartografiada con el uso de un dron para medir la evolución.
Una imagen de la zona cartografiada con el uso de un dron para medir la evolución.
Heraldo

Desde el aire y perforando el subsuelo. El equipo científico que realiza el seguimiento del glaciar de Monte Perdido, en el Parque Nacional de Ordesa, recurre a las últimas tecnologías para conocer el pasado, presente y futuro de la masa helada. Hace unos días se difundió la noticia de la obtención de un registro de hielo a 9 m de profundidad para determinar su edad (nunca antes en la península se había hecho un sondeo de este tipo). Ahora se ha sabido que los investigadores han recurrido también por primera vez a los drones para cartografiar la superficie y poder comprobar el retroceso.

Los resultados del trabajo los presentó hace unos días en Expodrónica Alfredo Serreta, profesor de la Escuela Politécnica de Huesca, aunque se llevó a cabo sobre el terreno el año pasado. Consiste en la monitorización del glaciar mediante fotogrametría aérea de baja altura, usando un dron, para determinar la evolución geomorfológica.

Entre las ventajas, destaca Serreta, está la facilidad de transporte del material. Antes las mediciones eran con escaner de láser en 3D. «El equipo pesaba 30 kilos y requería un trabajo de 18 horas de escaneo. Había que contratar un helicóptero, porque además llevábamos las tiendas y el avituallamiento. Con el dron subimos andando porque pesa un  kilo. En menos de una hora recogemos los datos», explica el investigador.

Las desventajas son que requiere superficies que no estén nevadas uniformemente y que las condiciones de viento le permitan volar, lo cual no es fácil a 3.000 m de altitud.

El trabajo forma parte de un proyecto de investigación iniciado en 2011 y financiado por Parques Nacionales, en el que colaboran el Instituto Pirenaico de Ecología, la Escuela Politécnica de Huesca y varias universidades españolas para hacer un seguimiento de la masa de hielo. Las mediciones han permitido constatar que en seis años el espesor se ha reducido en 3,8 metros. La última es del 2 y 3 de octubre pasado. «Estamos procesando todavía los datos, pero a priori este año ha sido de los malos, malos», comenta Alfredo Serreta. El peor hasta ahora había sido el 2011, con - 180 cm y solo hubo una ganancia de 35 cm en 2012.

El trabajo ha sido posible por la colaboración de la ONG Dron for Adventure, formada por trabajadores de la empresa suiza  fabricante del dron, que gratuitamente desplazó a varias personas y el material a Monte Perdido.

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