Escudos altoaragoneses en los campos africanos

La alegría que supone anotar un gol o ganar un partido se vive igual en cualquier continente, pero en el caso de los pequeños africanos, el fútbol se convierte en la mejor manera de evasión para una condiciones escolares y familiares precarias. Ese panorama se encontró el inspector de la Policía Nacional Óscar Ciudad Romero al llegar a Guinea-Bisáu para realizar funciones de paz con la ONU. Cualquier cosa sirve sobre la arena para convertirse en balón o delimitar dos porterías.

Los niños de la zona en la que trabaja el inspector cuentan desde hace unas semanas con nuevas camisetas y chándal, con el escudo del CD Tararí-Siétamo, equipo que milita en Primera Regional. La colaboración entre el conjunto altoaragonés y el país africano llegó del propio Óscar Ciudad, que recurrió al que fuera su compañero de profesión cuando estuvo destinado en Huesca, y ahora presidente del Siétamo, Rubén Hijós, para darle una nueva vida a todas esas camisetas, pantalones o medias que se acumulan en las instalaciones del club.

“Óscar nos contó que allí los niños jugaban al fútbol a todas horas, aunque sin ningún tipo de medios, y que cualquier forma de colaboración sería bien recibida. Se lo explicamos a los jugadores y todos estuvimos de acuerdo con colaborar”, explica el presidente, que vio así una manera perfecta de darle un nuevo uso al material que sus futbolistas ya no utilizan, y siempre con las garantías de que llegaría a su destino, ya que sería el propio inspector el que los repartiría. “Había una equipación de portero con sus guantes, y nos contó que los niños se quedaron sorprendidos porque eran los primeros que veían en su vida”.

La aportación altoaragonesa se convirtió en parte del premio que recibieron las niñas del Instituto de Educación Secundaria Siaca Toure de la localidad de Buba, ya que se convirtieron en ganadoras del torneo de fútbol femenino celebrado en la región sur del país. Más de 80 jugadoras participaron en el campeonato, que duró tres días. “Es una forma de contribuir a través del deporte al desarrollo de una de las regiones más degradadas de Guinea, además de luchar por los Derechos Humanos, especialmente en este caso por la erradicación de la mutilación genital femenina”, explica Rubén Hijós a la hora de respaldar su implicación.

Ya preparan una nueva partida, con balones, bombas y otro material complementario, puesto que quieren prolongar la colaboración en el tiempo. “Además tenemos un grupo con los directivos del resto de equipos del grupo en el que jugamos, y muchos se han querido sumar, para que le próximo envío sea todavía mayor”, dice el presidente del Siétamo, que asegura que “todo es poco a la hora de ayudar a esos pequeños”.

La misma valoración hace Chente Pueyo, responsable deportivo del Peñas Oscenses, que también dio una segunda vida a su material en desuso, en este caso en Madagascar. “Uno de nuestros entrenadores es originario del país, y ya estaba ligado allí al fútbol. Nos sugirió la posible colaboración, y realizamos un envío ya al inicio de temporada”, explica Pueyo.

Ernest Bianco, que además de entrenador es también padre de un jugador, fue el encargado de coordinar el envío a su país de origen de camisetas, pantalones, balones o material de entrenamiento hasta varias escuelas de fútbol de Madagascar.

“Siempre se va acumulando material, mucho en buen estado, pero que se va quedando sin uso y que es bueno poder darle una nueva vida”, dice el responsable del Peñas Oscense, que aglutina futbolistas de todas las edades, desde los más pequeños en edad de iniciación hasta el la primera plantilla, que milita en Preferente. “Mandamos un poco de todas las tallas, principalmente de tamaño medio, para niños de infantil o un poco mayores”, relata Pueyo, que piensa ya un segundo envío rumbo a la isla africana para el final de esta temporada.