Nueces de Huesca, no de California

La finca Valonga, en Belver de Cinca, consolida la comercialización de sus nueces a nivel nacional.

Nueces de la finca Valonga, en Huesca
Nueces de la finca Valonga, en Huesca
M.M.

La tardanza del nogal en dar los frutos de la nuez, que puede llegar a los 10 ó 15 años, y las particulares condiciones que requiere su cuidado ha hecho que tradicionalmente los pequeños agricultores no se decidieran por su explotación. Sin embargo, España es un gran consumidor de nueces, un fruto seco que se ha ido desestacionalizando en la cesta de la compra y cuyas propiedades están siendo cada vez más ensalzadas desde el ámbito médico.


Así, se puede entender que la segunda generación de los Ferrer, familia propietaria de la finca Valonga, en Belver de Cinca, tuvieron algo de visionarios cuando en los años 80 empezaron a diversificar los cultivos cerealísticos y empezaron a potenciar la viña, más tarde introdujeron el olivo y, ya a principios de la década de 2000, plantaron los primeros nogales. "Mi padre empezó plantando y creyendo en la nuez, es un producto en principio caro, no es como el almendro que en poco tiempo empieza a producir o admite tierras de peor calidad, y requiere más cuidados", explica Teresa Ferrer.


Tradicionalmente se ha dicho que España ha sido buen consumidor pero mal productor de nueces, y aunque las plantaciones se han duplicado en España en la última década, aún se consume, con mucho, más de lo que da la tierra: en 2013 se produjeron 14.300 toneladas y se importaron 32.000.


Esta es una de las escasas explotaciones de nuez en Aragón -se extiende en otros puntos-, que cuenta en la actualidad con 100 hectáreas de nogal que en 2015 dieron 200.000 kilos de nueces comercializadas bajo la marca propia Valonga.


Cuentan con distintas variedades orientadas a distintos segmentos de mercado, con distintos momentos de maduración y características organolépticas: Serr, la más temprana; Chandler, la que más aceptación tiene en el mercado, clarita de color y la más tardía en cuanto a maduración, y también las variedades Tulare y Howard.


Es un cultivo de temporada que se recoge en octubre, "lo vendemos hasta abril; aunque su consumo antes se centraba en Navidad y ahora cada vez más se va a alargando, lo que hace que nuestra nuez esté muy fresca si la comparas por ejemplo con la chilena, que se recoge seis meses antes", explica Ferrer, quien subraya que, "el consumo interior cada vez más aprecia las características de la nuez del país".


Nada baladí si se tiene en cuenta contra quién se batalla, como son los grandes productores de California, Francia o Chile, "tienen mucha producción y juegan mucho con los precios", apunta.


Valonga distribuye la nuez pelada o entera en distintos formatos principalmente a Aragón, Cataluña, Madrid y otros puntos del arco mediterráneo. La principal parte de la producción va a mercados mayoristas, otra parte se destinada a uso industrial y otra a minoristas y tiendas especializadas.


A la hora de comprar ¿Cómo valorar la calidad de la nuez? Alguna mancha en la cáscara puede hacer sospechar que no esté buena; que esté bien llena de fruto por dentro, que las puntas no estén secas, lo que indicará que se ha sobrepasado el tiempo adecuado en el secadero, el color del grano, que sea mejor claro, y que sea esponjosa y crujiente al paladar.

Finca agrícola con solera

La finca Valonga, gestionada desde el año 1931 por tres generaciones de la misma familia, ya contaba con viñedos y bodega propia desde principios del siglo XIX. En la actualidad, además del nogal, cultiva olivos, almendros, cereales y también fabrica y comercializa la cerveza artesana Gisberga.


La finca realiza catas y visitas, en las que se pueden visitar edificios singulares como la escuela, el mirador o la ermita, además de sus colecciones de antiguos tractores e instrumentos y aperos para el campo.

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