Un Pirineo seco

La cordillera contiene un 40% menos de nieve que en 2015. Si las estaciones siguen su curso normal, "hay riesgo de escasez", admiten desde la CHE.

Un Pirineo seco
Un Pirineo seco
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Vivimos un invierno atípico. De temperaturas especialmente elevadas y escasez de nevadas en puntos elevados de la península que por estas fechas suelen lucir de blanco. Es el caso del Pirineo, que actualmente contiene poco más de 1.200 hectómetros cúbicos de agua en forma de nieve, cuando el pasado año, a inicios de marzo, contenía más de 1.800.


Reserva que es también ligeramente inferior al promedio del último lustro (1.245 hectómetros cúbicos) y se divide en las aportaciones de 14 subcuencas. La mayor diferencia de un año a otro, según datos facilitados por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), se encuentra en la que va desde el río Aragón hasta el embalse de Yesa. En 2015, retenía 273 hectómetros cúbicos. Hoy, solo 144. En la zona aragonesa, destaca la diferencia (de 170 a 137) de la que parte del río Gállego y muere en Sabiñanigo.


Así, en total, la cordillera acumula en torno a un 40% menos de nieve que el pasado año. Déficit que, a pesar de que todavía quedan nevadas por llegar, podría suponer un problema durante el estiaje. Hay extensos territorios que se riegan con agua procedente del deshielo del Pirineo, y este verano corren riesgo de quedar secos.


"A pesar de que las reservas de nieve son bajas y de que, teóricamente, estamos en momento de iniciar un descenso progresivo, hay años en los que las precipitaciones llegan de forma tardía. No se puede asegurar que el Pirineo no vaya a cumplir con su función de almacén hídrico", señalan desde la CHE, y recuerdan que la nieve es "solo un parámetro" dentro del caudal de los embalses, del Ebro y de sus afluentes.


"Puede haber una primavera muy lluviosa que solucione los posibles problemas de sequía del verano. Y también en los meses de verano se puede remontar y volver a la normalidad", añaden, aunque reconocen que no es lo común: "Tenemos un 40% menos de reservas de nieve que el año pasado y ese es un dato significativo. Si, a partir de ahora, las estaciones siguen su curso habitual, hay riesgo de escasez".


Por último, desde la CHE destacan la importancia de que el deshielo, que habitualmente tiene lugar entre mayo y comienzos de junio, se produzca de una forma suave y continuada: "Contribuiría notablemente a que los ríos estén vivos en julio y agosto".

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