SALUD LABORAL

El temor a perder el puesto de trabajo reduce las bajas laborales

Se solicitan menos bajas de corta duración, pese a que aumentan las patologías derivadas del estrés y la ansiedad.

Menos bajas en el sector de la construcción
El temor a perder el puesto de trabajo reduce las bajas laborales
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Cifras, médicos, trabajadores, sindicatos… Todos ellos coinciden en apuntar uno de los factores que más está incidiendo en el prolongado descenso del número de bajas por enfermedad o accidente laboral. El temor de los propios empleados a perder su puesto de trabajo provoca en los últimos años que cada vez se lo piensen más a la hora de acudir al médico.


La competitividad derivada de la crisis, la reforma laboral –que flexibiliza las condiciones de despido-, y el miedo a engrosar las listas del paro llevan a esta situación. De hecho, el único indicador que sube en este sentido en los últimos años es el de enfermedades laborales sin baja, que creció en 2010 un 29% respecto al año anterior.


Como explica el doctor Antonio Iniesta, presidente de la Asociación Española de Especialistas en Medicina de Trabajo (AEEMT), «cada vez hay menos bajas de corta duración», aunque matiza que esta presión sobre el empleado es mayor «en las empresas pequeñas, donde el relevo» de la carga de trabajo es «más complicado de hacer que en las grandes».


Su compañera, la doctora Marisa Valle, apunta a un incremento de las patologías músculo-esqueléticas, ya que llegan directamente de síntomas como el estrés, la tensión o la ansiedad. Además, «el absentismo ha disminuido por el temor de que el trabajador sea señalado», comenta.


Los sindicatos avalan la teoría de los médicos. «Llevamos cuatro años en los que las bajas laborales han caído un 30%», señala Beatriz Sanz, responsable de Salud Laboral de UGT Aragón. A su juicio, este descenso no solo es atribuible a la reducción de la población ocupada -40.000 trabajadores menos en la comunidad en los últimos cuatro años-, que también. Si no que hay que prestar atención al «miedo» que tienen los trabajadores a engrosar las listas del paro.

Menos accidentes


«La crisis conlleva una mayor presión en el trabajo, lo que deriva en un aumento de los riesgos psicosociales, y sin embargo, el trabajador intenta aguantar antes que solicitar la baja», apunta Sanz.


En la misma línea se manifestaba el secretario de Salud Laboral de CC. OO., Pedro José Linares, en un reciente encuentro especializado: «La crisis no puede ser la excusa para empeorar las condiciones de las relaciones laborales, los niveles que tenemos de economía sumergida hacen que muchos accidentes y enfermedades laborales no queden registrados».


En todo caso, las cifras son claras, y el descenso en la siniestralidad ha llevado a Aragón a sacar pecho en este sentido en el resto de España, ya que encabeza la lista con menos accidentes por población, con 34,5 por cada mil trabajadores. Lejos queda la media nacional, que llega a 39,6 accidentes, y más aún del polo opuesto, Baleares (53,1).


«Por un lado está la reducción de la actividad por la crisis, y por otro las actuaciones y programas de prevención». Son las dos principales causas que apunta el secretario general de Trabajo del Gobierno de Aragón, Antonio Alastrué. A su entender, no solo la reducción de trabajadores afecta –«el descenso de accidentes se inició en 2001», comenta-, sino que acciones como las de los inspectores y asesores laborales han llevado a que se cumplan el 92% de los requerimientos a las empresas en cuestión de seguridad.

Marzo, un mes negro con 11 fallecidos

 

Pese a los buenos datos que manejan tanto los sindicatos como el Gobierno regional, todavía queda mucho trabajo por delante, como reconocen ambas entidades. El número de accidentes laborales con baja han pasado de más de 23.000 a 15.000 en solo dos años. Pero el trabajo y la prevención, en ocasiones, dependen también de la casualidad o la fortuna del momento, y esta no acompañó el pasado mes de marzo de este año.


En ese periodo, once personas perdieron la vida en su puesto de trabajo o in itinere (cuando se dirigían al mismo). El dato llegaba después de los meses de enero y febrero, donde no se había registrado ninguna víctima mortal, cuando la media se sitúa entre dos y tres fallecidos.


Pero el accidente de helicóptero de los brigadistas antiincendios fue un duro golpe, que se unió a otros, como un infarto o dos accidentes de autónomos del sector agrícola. Según Antonio Alastrué, «solo dos fueron por malas condiciones de trabajo», y aclaró que «es el sexto año en que han bajado las víctimas mortales» por esa circunstancia, aunque no quiso escurrir el bulto y reconoció que «hay que seguir trabajando».