AGUA

El nuevo plan de cuenca propone revisar el listado de embalses pendientes

Los proyectos en curso se terminarán, lo que incluye todas las grandes obras reclamadas por Aragón, pero muchos de los pequeños pantanos del Pacto del Agua se descartarán. Según la CHE, la mayoría no tiene demanda.

El nuevo Plan Hidrológico del Ebro que el Gobierno central deberá promulgar para finales del año que viene propone una revisión del listado de embalses pendientes que permita desestimar aquellos que son inviables desde el punto de vista social, económico o ambiental. El documento que sustituirá al actual plan de cuenca -el aprobado en 1996- prevé terminar los pantanos que ya están en obras o se encuentran en fase de tramitación, lo que incluye todas las grandes obras hidráulicas reclamadas por Aragón. Sin embargo, es probable que descarte la construcción de otros embalses de menor entidad en los que no se ha avanzado nada pese a estar incluidos en el Pacto del Agua: Valcodo, Las Umbrías, Carabán, Siscar...


Fuentes de la Confederación Hidrográfica del Ebro aclararon, no obstante, que esto no significa que vayan a desestimarse todos los pequeños pantanos pendientes. "Hay obras que siguen teniendo una demanda, como el embalse de Biota, por lo que se estudiarán para ver si son viables -pusieron como ejemplo las mismas fuentes-. Otras, como el recrecimiento de Las Torcas, seguirán adelante aunque todavía se encuentren en la fase de redacción del proyecto". La CHE insistió en que lo que persigue el nuevo plan de cuenca es descartar aquellas actuaciones que o ni siquiera son demandadas o resultan imposibles de ejecutar por cuestiones económicas o ambientales.


Un documento no definitivo



Las grandes líneas del nuevo Plan Hidrológico del Ebro se definen en el esquema de temas importantes elaborado por la CHE. Ese documento, que se encuentra en fase de exposición pública y por tanto no es definitivo, describe los 24 retos principales a los que se enfrenta la cuenca en materia de planificación y las soluciones que se les quiere dar en cumplimiento de la Directiva Marco del Agua.


En el apartado de infraestructuras, el esquema de temas importantes destaca que la disponibilidad de recursos hídricos fruto de la regulación "es finita y en el momento presente se encuentra cerca de su límite con las nuevas regulaciones proyectadas y en ejecución". Por eso, y aunque reconoce que los embalses son elementos "clave" para lograr la satisfacción de las demandas -además de un elemento esencial para la laminación de avenidas-, el documento elaborado por la Confederación advierte de que no se podrán hacer muchos más.


"Más allá de las obras en ejecución o proyecto, no es previsible la realización de nuevos embalses salvo en casos puntuales y siempre con limitada dimensión o bien como regulación interna dentro de las zonas regables -sostiene el esquema de temas importantes-. Por tanto, para mejorar las garantías de servicio serán necesarias otras actuaciones de ahorro y eficiencia, uso conjunto de aguas superficiales y subterráneas...".


Siguiendo esta filosofía, el nuevo Plan Hidrológico del Ebro propondrá, entre otras medidas, "finalizar los embalses en curso" y "estudiar la viabilidad del resto de embalses incluidos en el plan de cuenca de 1996" desestimando en su caso los que proceda.


Siempre según la CHE, esa revisión afectaría a más de 40 pantanos entre los que se encuentran casi una veintena de obras del Pacto del Agua como el recrecimiento de La Tranquera y los embalses de El Batán, Las Parras, Siscar, El Pontet, Trasobares, Valcodo, Carabán, Biota, Espeso...


Se trata de proyectos de tamaño reducido, normalmente inferior a los 10 hectómetros cúbicos, cuya tramitación no ha avanzado nada -o casi nada- desde 1992. La Confederación Hidrográfica del Ebro reitera que el hecho de que vaya a estudiarse su viabilidad no significa que todos ellos queden descartados e insiste en que lo que se pretende es desestimar aquellas actuaciones que ya no son demandadas por sus beneficiarios o que no son viables desde el punto de vista económico y ambiental.


"El embalse de La Pimienta, por ejemplo, estaba en el Pacto del Agua pero quedó descartado con la construcción del de Lechago -recuerdan desde el organismo de cuenca-. Otros, como el de Valcodo o Las Umbrías, no han sido demandados por los regantes durante el proceso de participación para la elaboración del plan, así que no tiene sentido que sigan ahí".


"Es aplicar la Ley"



La CHE asegura que aquellas obras de regulación que sí sean reclamadas, como el embalse de Biota, podrán llevarse a cabo siempre y cuando sean viables. "No podemos olvidar que la Ley 11/2005 del Plan Hidrológico Nacional establece que hay que hacer un estudio de viabilidad social, económica y ambiental de todos los proyectos de interés general anteriores a ese año que aún no se hayan empezado a ejecutar- añaden-. En realidad, lo que plantea el nuevo plan de cuenca es aplicar lo que ya dice la Ley".


Entre los embalses aragoneses que ya están en obras o en fase de tramitación, y que por tanto sí se terminarán, el esquema de temas importantes elaborado por la CHE incluye los recrecimientos de Yesa, Santolea y Las Torcas y los pantanos de San Salvador, Biscarrués -con sus balsas laterales- Lechago, La Loteta, Mularroya y las balsas de Matarraña.


Además, se prevén otras medidas como la construcción de diques de cola que garanticen una lámina estable de agua con usos recreativos y ambientales y también la creación de balsas y embalses de regulación para riego.