NEGOCIOS

Los usuarios de los cibercafés se reducen un 76% en diez años

La última década ha supuesto la casi desaparición de estos locales, que ofrecían alta velocidad y ordenadores potentes en sus inicios, pero que no pueden competir con los bajos precios de las conexiones actuales y las nuevas tecnologías accesibles para todos.

El cibercafé Gran Vía, ahora locutorio.
El cibercafé Gran Vía, que ahora funciona también como locutorio, en 2001.
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Las visitas a los cibercafés se han reducido en un 76% durante la última década, en la que se ha generalizado el acceso a la red desde el hogar. Un 98% de la población aragonesa tiene acceso a una conexión de banda ancha en su casa y la navegación en dispositivos móviles en la Comunidad crece de manera continuada.


“Empezamos hace nueve años como cibercafé, pero hemos ido cambiando y combinando con el negocio de locutorio”, comenta Jorge Perdomo, propietario de Ciber Café Gran Vía, que ha diversificado su oferta para poder seguir existiendo, como la mayoría de los propietarios de negocios similares.


En su momento, fueron la gran sensación en Sillicon Valley y a finales de los 90 se abrieron los primeros en España. Eran visitados por todos los que querían disfrutar de la navegación a altas velocidades, que no se podían tener en casa.


Cuenta Perdomo que cuando inauguraron su local -pionero en Zaragoza- había más ordenadores que cabinas telefónicas y venta de comida criolla. Ahora sucede lo contrario, aunque aún así asegura recibir 50 visitas diarias de personas que quieren navegar. La mayoría extranjeros.


Los datos del INE revelan que apenas un 4,5% de los aragoneses que han utilizado un ordenador en los últimos tres meses, lo ha hecho en un cibercentro o cibercafé. En 2002, esa misma estadística hablaba de un 17%.


En 2001, había cerca de una treintena de estos lugares en la capital aragonesa. Hoy, el número se ha reducido a un aproximado de 8, aunque la cifra es complicada de definir por la similitud que hay entre los ciber y los locutorios. Y no hay datos ni estimados de los locales que se encuentran fuera de la ciudad de Zaragoza.


“No hemos notado mucho el bajón en cuanto a número de locales, porque aquí -en la zona de Gran Vía- la verdad somos y siempre hemos sido pocos en este nogocio”, asegura Pedromo, que reconoce que antes los usuarios solían pasar más tiempo en los ordenadores, que sobre todo se usaban para juegos: “Hoy vienen a enviar un correo, hace una llamada o visitar Facebook y se van”.Menos tiempo dentro

Por lo general, la gente que acude a esos locales no suele quedarse más de 30 minutos, pagando un promedio de 0,50 euros por una conexión que generalmente no supera los 3Mbps. Hace una década, aunque la conexión era más lenta -por la tecnología existente-, el precio era cuatro veces mayor al actual.


“Tuve un ciber abierto durante tres años, hasta 2005. Nos especializamos en juegos y teníamos clientes fijos, que poco a poco dejaron de venir. Eran sobre todo chavales de 16, que no podían estar conectados tanto tiempo en casa”, afirma Arturo, que fue propietario de un cibercentro en Zaragoza.


Según él, los nuevos dispositivos móviles y los precios “más accesibles” a las conexiones son los culpables del fracaso de esos negocios. Dice que en en un principio, los ciber ofrecían alta velocidad y ordenadores super potentes, que la mayoría no podía pagar. “Ahora te conectas en cualquier cafetería, gratis, por comprar un café te invitan a navegar”.


No se queja, porque dice que es el futuro, aunque “echa de menos” la parte social y el contacto que había en los cibercafés: “Ya no se hacen torneos de videojuegos, se juega en grupo pero a distancia, con las nuevas consolas que se pueden conectar a través de internet unas con otras. No es lo mismo”.