La ermita del Carmen, en las inmediaciones de Albarracín, ya luce un nuevo aspecto exterior. Durante tres meses, el grupo de albañilería de restauración de la Fundación Santa María de Albarracín se ha ocupado a la reforma del inmueble, con especial incidencia en la cubierta.

Los trabajos se acaban de dar por finalizados y también se ha actuado sobre los muros de cerramientos exterior, que se han saneado, y se ha atendido al drenaje perimetral de la construcción.

Reparar las filtraciones de agua de lluvia que se producían a través del tejado ha sido el principal objetivo de estas reformas. Estas goteras y humedades estaban dañando el interior de la ermita, y las decoraciones murales. Para evitarlo, se han sustituido la gran mayoría de las tablas sobre las que se sustentaban las tejas, reponiendo prácticamente todo el volumen.

Según indican desde la fundación, los trabajos han sido complejos por los distintos niveles en los que se dispone el tejado, en poco espacio y con uniones y pendientes diferentes.

Además del tejado, las labores se han centrado en el atrio, el elemento de la ermita más deteriorado. Para repararlo, se ha amarrarse de nuevo al cuerpo contiguo de la nave y se ha sustituido una de las vigas maestras y casi toda su tablazón.

Una vez reformado el exterior de la ermita, la Fundación prevé rehabilitar el interior el próximo año y, después, mejorar los accesos. La ermita data del siglo XVIII y se sitúa en uno de los miradores del entorno de Albarracín, en un escarpado rocoso en las proximidades de la localidad.